Yolanda Cabezuelo Arenas.
Pedro Sánchez ha conseguido convertirse en fuente inagotable de inspiración de artículos, porque hay tanto, tanto, que no se sabe por dónde empezar. Dios mío, ¿por dónde empiezo? ¿por las pateras que llegan al toque de retreta? ¿por la agrupación de los presos de ETA para que puedan reorganizarse cómodamente y volar otro Hipercor? De eso hablan todos los compañeros, la calle, los adláteres y los que tienen enfrente; los jubilados, los que apenas subsisten con las parcas ayudas que recibimos los españoles; los que tienen sentido común, y los que andan faltos…
Hablemos de sus manos, ¿por qué no? Del gesto de entrecruzarlas a lo Obama, como estrategia de marketing para crear una imagen Yes, we can. ¿Pero we can qué? Aquí va siendo necesario el personaje de José Mota, el Tío de la Vara, aquél que quita la tontería a bastonazo limpio… porque Pedro, Jomío -y perdona que me dirija a tí con este tuteo y estas sevillanas formas-: tú no eres Obama; y sería conveniente ir enterándose de que we can not, por mucho que cruces las manos o juegues con el perrito en la puerta de la Moncloa.
We can not dar de comer al vecino si no tenemos qué llevarnos a la boca, que es lástima, pero una realidad como la copa de un pino; we can not arriesgarnos a desandar el largo y sangrieto camino de lucha contra ETA; we can not ver como tus propios políticos de Valencia tienen que salir por corrupción cuando tú defendías lo contrario, que siempre se ve más la paja en el ojo ajeno que la viga en el propio; ya la Gurtel va teniendo más entregas que las películas de Rocky. We can not aliarnos con los podemitas que apoyan a Otegui y niegan la voz a las víctimas…
Y luego están los problemas menores, como los chiquillos abandonados en Bristol. Aquí habría hecho falta un gesto a lo Sarkozy con el asunto del Chad: fletar un avión que desfaciera el entuerto; lo que viene siendo un ir demostrando que el presidente sirve para algo. El gesto de Sarkozy causó más impacto que todos los cruces de manos de Obama, Pedro. Te lo digo como española, y como mujer, que Carla Bruni tuvo que quedarse con las piernas colgando… pero tampoco eres Sarkozy...
El asunto del Caudillo me lo tomaría yo con cuidado: este es un consejo que te daría sin acritud, como decía Felipe González: a la hora de sacarlo hay que hacerlo con cuidadito, no sea que despierte; a poquito a poco, como los pasos en Sevilla, hablándole… no vayamos a meter un cincel a lo Pepe Gotera y Otilio. Importante también la hora, no se os vaya a ocurrir empezar a las cuatro de la tarde, vaya a ser que se levante de peor humor por interrumpir la siesta. Habría que ir explicándole que en esta España mía esta España nuestra, no hay otro asunto más importante ni más urgente que andar moviendo los huesos como en Cien años de Soledad.
Lo único bueno del asunto de los Caídos va a ser que entre albañiles y transporte vais a crear por lo menos siete puestos de trabajo; precario y temporal -del estilo que gestiona la primera dama-, pero durante dos o tres diítas va a descender en 7 las cifras del paro.
Siempre queda recurrir al Mundial para que la gente distraiga las neuronas de lo que se está cociendo, el pan y circo de los romanos. Es tan inocuo tu gobierno que mañana será portada en Europa la eliminación de Alemania, todo un clásico que va a eclipsar cualquier medida que tomes por absurda que sea.