Enrique de Diego.
Lo primero que deberías hacer, Margarita Robles, es dar explicaciones, intensas y convincentes, de cómo permitiste que a Clara Reinoso, entonces una adolescente de quince años a la que tú tutelabas, le robaran su hija tras el parto para dársela a una familia burguesa. Es un hecho de tal gravedad que, si esas explicaciones no son convincentes, debería significar tu salida inmediata de la vida pública. Hay que esperar que una oposición rearmada pregunte en sede parlamentaria sobre este terrible hecho, porque tú eres de esos que aman mucho a la Humanidad pero pasan por la vida haciendo daño al prójimo, como a esos dos inocentes que metiste en la cárcel quince años.
Es preciso destacar, por de pronto, Margarita Robles, que de Defensa no tienes ni idea, lo cual obviamente te hace idónea, según el Rey Mierdas, para ser titular de materia tan sensible, que en todas las naciones recae en personas altamente preparadas y con fuertes conocimientos geoestratégicos y militares. Y a falta, por tanto, de pericia has recurrido al sectarismo mostrenco del laicismo masónico decimonónico pasado de vueltas, de modo “hay que distinguir las tradiciones, que son parte del acervo cultural que hay que proteger y conservar, de lo que son meras manifestaciones religiosas, que son una cuestión privada”.
Si las manifiestaciones religiosas «son una cuestión privada», que han de vivirse en las catacumbas, no tiene sentido, por de pronto, es de una infame incoherencia, que el Rey Mierdas felicita el Ramadán. Y lo que debes hacer, olé los faroles laicistas, es, junto con tu Gobierno de la señorita Pepis, de 84 diputados, no sólo prohibir la presencia de la Legión con su Cristo de la Buena Muerte, en la Semana Santa de Málaga, sino prohibir la Semana Santa, que no es una tradición sino una manifestación religiosa de honda piedad, en la que todo un pueblo manifiesto su fe, su dolor, su esperanza, su amor al Redentor. Debéis tener la vergüenza de ir a Andalucía y decir que no pueden salir los pasos, que no se pueden cortar calles y tráfico, porque España es un país laicista, cuando el laicismo es un patente fracaso en Francia.
Porque es de una arbitrariedad insufrible que tengamos que estar, robaniños, a expensas de lo que tú y tu pandilla de aventureros sin escrúpulos consideréis acervo cultural y meras manifestaciones religiosas, en plan condescendiente. Habéis llegado, como auténticos corsarios políticos, cabalgando en el odio y en la destrucción, con el odio a España, con el odio a la Cruz de Cristo, aplicando la piqueta a los fundamentos morales y a las referencias y regularidades de la identidad de España. Y la Semana Santa seguirá siendo una exaltación de la piedad cristiana cuando tú y el PSOE seáis el eco lejano de una legislatura cenital, de una mala noche en una mala posada.