Enrique de Diego.
Francina Armengol, presidenta de Baleares, es una de esas políticas que presume de progresista, pero cuyas políticas son reaccionarias e introducen elementos totalitarios. Armengol “roba” niños como un negocio. Lo hace con amparo legal, pero de manera inmoral, a través del IMAS (Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales). Por cada niño que “roba” la Unión Europea le paga 4.000 euros mensuales, con lo que el IMAS es un negocio muy lucrativo.
Una madre coraje, Cristina López, ha decidido plantarle cara a Francina Armengol y a toda la trama mafiosa de los servicios sociales. A Miquel Ensenyat Riutort, exalcalde de Esporles y actual presidente del Consell de Mallorca. En esa trama inhumana está Josefina Santiago, ex técnica del IMAS, y actual Consellera de Servicios Sociales, y la actual directora del IMAS, Margalida Puigserver.
Desde 1.985, sin que medie ninguna sentencia judicial, como un mero trámite administrativo una madre o unos padres pueden ser desposeídos de sus hijos. El falso “desamparo” de Ángel lo firmó la exconsellera del IMAS, Catalina Cirer Adrover y la trabajadora social Juana Roca Coll.
Cristina López es piloto civil comercial. A su hijo Ángel nunca le ha faltado de nada “y, desde luego, nunca el cariño de su madre”. Sin embargo, en 2.014, le robaron a su hijo manu militari con la Policía tirando la puerta de casa, “no me enseñaron ninguna orden judicial”. Cristina y Ángel vivían en Escocia, pero habían ido a pasar unas cortas vacaciones a su casa de Mallorca porque el niño quería ver la Cabalgata de Reyes de Esporles, en Palma de Mallorca. Eran, incluso, técnicamente turistas.
A raíz de una denuncia de un “maltratador”, el padre y abuelo, con orden de alejamiento pero con influencias, se desató una historia propia de Kafka o de la Alemania de Hitler, pues una de las acusaciones contra Cristina para despojarla de su hijo es que “vegana”, lo cual ha de ser terrible para la mafia del IMAS y para la «progresista» Francina Armengol, que mantiene secuestrado a Ángel.
Aquel viernes 17 de enero de 2.014 se le ha quedado grabado a fuego en el corazón a Cristina López. Destrozaron su vida y la de su hijo que pasó a vivir, incomunicándoles, en un centro de menores, “como si fuera un huérfano”. Se inició un infierno que aún dura y se prolonga, a pesar de victorias judiciales, y de estafas de abogadas falaces. Cristina López ya no puede más y se ha puesto en huelga de hambre. ¿A quién le importa la tragedia de una madre y su hijo bajo la trituradora burocrática, que se alimenta por cada vida destrozada con 4.000 euros mensuales? A Rambla Libre mucho, que seguirá este caso puntualmente y con la máxima atención.