Miguel Sempere.
Pedro Sánchez sitúa la moción de censura en términos directos de lucha contra los estragos de la corrupción y de la falta de ejemplaridad de Mariano Rajoy, que está socavando los cimientos del Estado de Derecho. Para el secretario general del PSOE, lo que ofrece Rajoy es una estabilidad de cartón piedra.
Tras la acusación de que el PP concurrió a las elecciones con ventaja, Sánchez ha hecho especial hincapié en la soledad del Partido Popular, lo que constituye el epitafio de un tiempo político, que ha resquebrajado la cohesión social y territorial. Sánchez, que precisa el apoyo de los separatistas, ha hecho mención a un «patriotismo cívico» basado de nuevo en la lucha contra la corrupción y ha hecho guiños a esa bancada como ofrecer una reforma del Código Penal para rebajar las penas por rebelión.
Con un programa de Gobierno inconcreto, genérico, y con muchas referencias al consenso, y a líneas de corrección política, Sánchez ha tenido que anunciar que mantendrá los Presupuestos Generales del Estado, lo que ha arrancado el aplauso irónico de los diputados del PP, pero no ha concretado en ningún momento la convocatoria de elecciones generales, que no parece ser una prioridad inmediata.