Enrique de Diego.
A la espera de conocer las pruebas que no los indicios por los que la juez del Juzgado de Instrucción número 8 de Valencia ha ingresado en prisión a Eduardo Zaplana, la versión de los cuatro folios encontrados en un falso techo encontrados por el sirio Imad al Nadaff que éste entrega a Marcos Benavent, y que éste pone en manos de la Fiscalía Anticorrupción, hace 3 años, no es rocambolesca, es inverosímil, salvo que se hagan públicas las páginas de puño y letra.
Tres años son muchos años; una larga espera. Se ha justificado en informaciones sin cita de fuentes en que el detonante habría sido la compra de una casa en la Calle Montesquinza, por 1,8 millones de euros. De ahí se deduce que estaba repatriando y lavando el dinero, pero había vendido su casa de Paseo de la Castellana, por 2,8 millones, lo que justificaría sobradamente el desembolso. Fuentes de su entorno señalan que Zaplana no llevaba una vida ostentosa ni por encima de sus posibilidades, que eran muchas, con un buen sueldo de Telefónica (600.000 euros), más otros 99.000 por el Consejo de Administración de Logista y 2,3 millones de euros facturados en ocho años por su empresa Decuria Consulting.
Aún en el caso de que los indicios, hasta ahora bastante genéricos y literarios, fueran confirmados por pruebas fehacientes, de ser ciertas las acusaciones y no la búsqueda de un chivo expiatorio en una etapa de fin de régimen, la corrupción presunta de Zaplana sería una broma al lado de la patente y manifiesta de José Bono, el mayor corrupto de España, militante socialista, de un partido que afirma, sin sonrojo, que presenta una moción de censura para limpiar la vida pública.
A Francisco Camps se le juzgó por tres trajes. En materia de cohecho impropio los de Bono son clamorosos:
- La habitación de su hija menor en el chalet de Olías del Rey fue decorada con cargo a Rafael Santamaría, empresario de la hostelería y la construcción, cuya empresa Reyal Urbis es actualmente la que encabeza el ránking de deudas con Hacienda.
- Dos caballos por valor de 200.000 euros; uno de ellos, Farceur du Haul, un pura sangre de competición, a cargo del mismo Rafael Santamaría.
- Obras de saneamiento y ampliación de la Hípica Almenara por 600.000 euros a cargo de la empresa Onde 2.000 de Francisco Hernando el Pocero.
- La piscina del chalet Olías del Rey también le fue realizada gratis.
- Los empleados que han hecho obras en sus numerosas casas siempre se han hospedado en hoteles de Rafael Santamaría.
Todo ello es mucho más que tres trajes. Los motivos para los regalos son claros: Bono recalificó los terrenos de Valdeluz, próximos a la estación del AVE de Guadalajara, con los que iba a dar su gran pelotazo; y Bono hizo posible con sus permisos, gestionados por Emiliano García Paje, el Quiñón de Seseña.
Con toda razón, José Carlos Monedero ha afirmado que “los malditos rojos no tiene porqué vivir debajo de un puente”. ¿Cuándo se ha visto? José Bono, mediante la corrupción irrestricta y el saqueo continuo, ha conformado un imperio que exige ser investigado. Hay muchos más motivos para que José Bono ingrese en prisión que para que lo haga Eduardo Zaplana. El imperio de Bono no tiene justificación posible. Es un escándalo a la luz del día. No ha hecho más que crecer, nunca ha necesitado vender nada, y en varias ocasiones ha pagado en metálico blanqueando parte del dinero que tiene escondido en Las Bahamas.
Manifiestamente, Bono vive por encima de las posibilidades de un expresidente autonómico, exministro y expresidente del Congreso, que cobra el sueldo de expresidente de Castilla-La Mancha. Hasta el año 2.000, Bono, el matrimonio, tiene deudas y así figura en sus declaraciones en las Cortes castellano-manchegas. Y, desde ahí, a lomos de la burbuja inmobiliaria, a base de comisiones, construye un imperio.
En varias ocasiones, Bono ha blanqueado el dinero pagando con billetes de 500 euros. Vive por encima de sus posibilidades: su hija menor Sofía es alumna del colegio suizo Brillantmont School, donde estudian unas 150 selectas chicas (sólo chicas, cuando el PSOE se desgañita contra la segregación) cuyo coste anual es de 70.000 euros, al margen de gastos. Son hijas de ejecutivos de multinacionales, banqueros, empresarios del petróleo y una, de José Bono.
Los Zaplana han regalado un piso en Valencia a su hija María. Pero Bono ha sido mucho más generoso con Sofìa quien desde el 12 de junio de 2012, a los 12 años, es propietaria de un ático, de 1,6 millones de euros, en la C/ Velázquez, a menos de 100 metros del Retiro, con vistas al Parque. El ático precisó de importantes reformas y no se reparó en gastos, hasta el punto de que José Bono se dirigió por carta a los vecinos, para pedirles disculpas por los inconvenientes de las obras. Bono nunca repara en gastos.
La esposa de Eduardo Zaplana, Rosa Barceló es una de las mayores fortunas de Alicante, copropietaria del Hotel Les Dunes de Benidorm, un 4 estrellas, con dos torres, en primera línea de playa. La ex de Bono tuvo su primer ingreso como administrativa del PSOE en su sede de Toledo.
Sin embargo, Bono ha podido ser, con un sueldo oficial y sin ningún patrimonio de partida (presumía de llegar con deudas a la vida política) mucho más generoso con su prole. A su hijo varón, le regaló un ático de lujo en la C/ San Justo, 1, en el Madrid de los Austrias, junto a la Plaza Mayor y frente a la Basílica Pontificia de San Miguel, adquirida por 1 millón de euros pagados también en metálico.
A la hija casada con un hijo del cantante Raphael, la regaló un chalet de 254 metros cuadrados construidos, en parcela de 424 metros cuadrados, a través de la mercantil Attack, en la urbanización El Vergel de Vargas.
Para comprar su casa en Paseo de la Castellana, Eduardo Zaplana vendió otra de su propiedad en Valencia. Bono nunca ha necesitado vender nada. Siempre ha ido sobrado. En Estepona posee dos áticos, en este caso fruto de una altamente ventajosa permuta con Rafael Santamaría a cambio de un piso de mucho menor valor en el barrio madrileño de Mirasierra.
También ha adquirido un piso en la localidad alicantina de El Campello, en primera línea de playa.
Sofía Bono fue la destinataria de otro regalo: el céntrico entresuelo en Albacete donde está la franquicia de la joyería Tous. Los malditos rojos, Monedero, ni debajo de un puente, ni sin joyas de oro y piedras preciosas.
A todo esto, que nunca ha podido salir de un sueldo público, hay que sumar el chalet de 400 metros cuadrados en la localidad toledana de Olías del Rey. Y otra casa en Salobre, Albacete, aunque éste es consecuencia de la herencia de su padre, aunque, como todas las de Bono, ha sido remodelada sin reparar en gastos con billetes de 500 euros.
Sólo la joya de la corona del imperio inmobiliario José Bono, Hípica Almenara es un escándalo en sí mismo de enriquecimiento ilícito y de cohecho impropio. José Bono no ha puesto de su bolsillo un solo euro. Toda la construcción ha sido regalo de empresarios agradecidos, pura comisión en especie. Una finca de 170.000 metros cuadrados, con 18.000 construidos, con las mejores condiciones en materiales, picadero para competición y cuadras. Que está valorada entre 12 y 14 millones de euros. Esto un político que en el año 2.000 tenía deudas.
Misteriosamente, en clamorosas comisiones en especie, a las más importantes empresas les ha dado por anunciarse en Hípica Almenara cuyo impacto publicitario es muy bajo. Porcelanosa pagó 284.000 euros por una torre publicitaria de 17 metros de altura en un secarral, Seguros Pelayo pagó 30.000 euros por anunciarse y el Hotel Beatriz, 90.000 euros. Banca, multinacionales y empresas cotizadas del Ibex 35 también han querido pagar con anuncios: Santander, Coca-Cola, Endesa, Iberdrola, quien también tiene en nómina a una hija de Bono, el mayor corrupto de España.
Todo este ingente patrimonio inmobiliario ha salido de las comisiones de las grandes operaciones de la burbuja inmobiliaria por constructores amigos de Bono: el Pau de Illescas, el Pau de las Montanillas, en Carranque, la mencionada Ciudad del AVE en Valdeluz, el Pau del Quiñón, en Seseña. También el concurso de las ITV manchegas, el saqueo inmisericorde de Caja Castilla-La Mancha y del aeropuerto de Ciudad Real, un saqueo para el contribuyente, pero un descomunal negocio para las empresas que movieron tierras, lo construyeron, lo decoraron y para los empresarios que cobraron abultados sueldos y sustanciosas dietas de un aeropuerto que nunca despegó y que siempre fue una estafa.
Pedro Sánchez: el mayor corrupto de España es un socialista que se llama José Bono. Levanta todas las alfombras y tira de las mantas castellano-manchegas, antes de tirar la primera piedra.
http://ramblalibre.com/2018/05/26/caso-bono-1-es-una-indignidad-nacional-seguir-mirando-para-otra-parte-ante-el-mayor-corrupto-de-espana/