Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.
A KEMARROPA es un proyecto curioso. Su productora presentó la historia como una webserie (rodaje y distribución en internet en forma de episodios). Ahora el prometedor director Ezequiel Montes estrena la película que viene a ser como una puesta de largo de los temas y personajes de la miniserie.
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Elena es una joven actriz con un sueño: hacer cine. Para ello tendrá que reunir a su antiguo equipo y convencerles de que continúen el viaje juntos. Una road movie de estilo independiente y muy apegada al verismo y a la realidad, a ratos desaliñada, pero no carente de interés.
Elena Martínez es la reina de la función de esta película diferente que hubiera interesado tal vez al Jean Luc Godard de sus comienzos. Cine que el menos trata de recobrar frescura.
Mi querida cofradía es más convencional y trata de recapturar los universos de Almodóvar y Alex de la Iglesia con guiños a Berlanga y otros ( no confesados ) al rey de la comedia española, Mariano Ozores.
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El argumento es original: Carmen, católica, apostólica y malagueña, va a convertirse en la presidenta de su cofradía. Pero se lleva un gran chasco cuando el grupo elige a Ignacio, su máximo rival. Lejos de aceptarlo, se mete en un lío que parece no tener fin.
Dirigida por Marta Díaz de Lope, la película dibuja costumbrismo plagado de personajes que siempre están al borde de un ataque de nervios. Y a veces agotan al espectador. La directora aporta un toque femenino personal aunque la historia se le escape de las manos en ocasiones. En el reparto brilla la protagonista Gloria Muñoz, que emula con gracia a las típicas mujeres almodovarianas.
No pasará a la historia de la comedia seguramente, pero engancha gracias a su técnica casi de comedia de situación televisiva.
De ambición y literatura es Rebelde entre el centeno, de Danny Strong y que pretende – otra cosa es que lo logre – convertirse en uno de los títulos de prestigio de la temporada.
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La película sigue la vida del famoso escritor J.D. Salinger (Nicholas Hoult), centrándose en las circunstancias que rodean la creación de su obra más conocida, El guardián entre el centeno, que capturaba a la perfección el hastío de una generación desencantada. El novelista era el menor de dos hermanos, fue un adolescente rebelde y vivió de primera mano los horrores de la Segunda Guerra Mundial, que le dejaron marcado para siempre. Cuando quiso dedicarse a escribir se encontró sin apoyos, a excepción de su profesor Whit Burnett (Kevin Spacey), a cuyas clases de relato asistía en la Universidad de Columbia.
La biografía de J.D. Salinger, se basa en el libro J.D. Salinger: Una vida oculta de Kenneth Slawenski,
Supone el debut en la dirección del también actor y guionista Danny Strong, responsable de los guiones de los dos filmes de Los juegos del hambre: Sinsajo. En el reparto, Nicholas Hoult (X-Men: Apocalypse) en la piel de Salinger y Kevin Spacey (House of Cards) como su mentor Whit Burnett.
Destacan asimismo Hope Davis (The Newsroom), Victor Garber (Sicario), Zoey Deutch (The Disaster Artist), Lucy Boynton (Asesinato en el Orient Express) y Brian d’Arcy James (Molly’s Game).
Mayo entra lleno de estrenos (con la ultima entrega de Los vengadores dominando la taquilla aunque sea de forma fugaz), tantos que es difícil sobrevivir a los pocos días en las salas de cine. Pese a todo y pese a las comodidades del cine en casa merece la pena salir y contemplar la película en su formato original , aunque sea envuelta en palomitas y Pepsi.
Claro que recordar que, por ejemplo, en 1958 se estrenaba – entre otras películas inolvidables – Testigo de cargo (Witness for the prosecution ) 1958 de Billy Wilder, con Tyrone Power, Charles Laughton y Marlene Dietrich o nada menos que Sed de mal, de Orson Welles, con Charlton Heston, Janet Leigh y el propio Welles, da idea de la gran diferencia de calidad entre el cine clásico y la mayor parte del cine contemporáneo, casi siempre flor y consumo de una semana.