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Pablo Iglesias, el macarra hijo putativo de Stalin

Redacción




Enrique de Diego.

Se ha hecho público a través de la red un vídeo de Pablo Iglesias dando una charla incendiaria, y nunca mejor dicho pues el paisaje es de cócteles Molotov, ocupación casas y edificios y un golpe de Estado bolchevique. La soflama de este hijo putativo de Stalin es de 2.014 –ayer, como aquel que dice- por lo que no cabe ni como eximente ni como atenuante eso de los pecados de juventud.

Esa sarta de estupideces, esa reclamación de la violencia irrestricta, en quien luego tiene la cara dura de presentarse como un pacifista, son los exabruptos no de un disidente enloquecido, sino de un niño mimado del sistema, de un funcionario público profesor de la cutre y sucia Facultad de Políticas de la Universidad Complutense y ahora diputado en el Congreso. Lleva toda la vida chupando del dinero público y cuando cae la noche tiene sueños de tomar el Palacio de Invierno.

Pablo Iglesias ya había evacuado algunas salvajadas totalitarias, incluidas en el programa de Podemos, esa oficina de colocación teorizada por Iñigo Errejón, como la estatalización de los medios de comunicación. Se han reído demasiado las gracias a este acomplejado tirillas, que aspira, mientras les canta nanas de Goytisolo a sus gemelos, al partido único y al Gulag.

Pablete es cada día un personaje más estrambótico y patético, que usó el discurso de la transversalidad para engañar y el de la casta para colocarse. Es un trepa con ínfulas de comisario político y ensoñaciones de chequista. Es una curiosa simbiosis de personaje irrelevante y peligro público. Es una regresión del comunismo al estalinismo, pero sin apostar por la clandestinidad sino por el Presupuesto.

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Pablete, que va de machote y de macarra, califica al Congreso de «burgués de mierda» y pide «tomar las armas» porque este marxista de pastaflora atisba «una crisis terminal del capitalismo«. Así que considera que hay que dejarse de «mariconadas» y marchar a Segovia de «cacería» para «aplicar la justicia proletaria«.

A la postre, da la impresión de que Pablete nunca ha hecho un cóctel Molotov aunque sí ha tomado bastantes cócteles.