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Ataque de la coalición internacional contra Siria, al dictado de Israel

Redacción




Diego Pappalardo. Director de Consultora Universum.

Como se esperaba, el ataque militar  de la Coalición Internacional contra Siria se llevó a cabo en la madrugada del 14 de abril, contando con la participación de Israel, los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia.

El presidente estadounidense, Donald Trump, dos semanas después de anunciar que retiraría las tropas de su país estacionadas en Siria, accedió a la demanda del sector más duro del poder israelí y ordenó la ofensiva bélica contra objetivos específicos. Recordamos que la facción israelí que exigía una acción punitiva contra el gobierno de Bashar Al Assad  y la nación  Siria está aliada estratégicamente con la  Administración Trump y es la misma que  dispuso el ataque de la fuerza aérea israelí contra la base militar siria el lunes 9 de abril.

Tanto el diseño de la geopolítica Sionista como el de su homónima Atlantista requieren de una Siria en caos, debilitada  y disociada del equilibrio regional iraní. Por lo tanto, el liderazgo israelí presionó a  Trump y a otros actores para que se concrete el bombardeo; el cual es repudiado masivamente por las poblaciones del mundo entero, no así por las dirigencias políticas y militares tradicionalmente alineadas con el Hegemón Sionista-Atlantista. Sin haber podido lograr la aquiescencia del mandatario ruso, Vladímir Putin, para desproteger a Bashar Al Assad y romper su cooperación con Irán, la Coalición Internacional- según los primeros informes que nos llegaron- materializó su iniciativa belicosa lanzando contra Siria más de centenar de misiles en un lapso superior a los 70 minutos, utilizando  múltiples plataformas.

También, según esos mismos informes, el sistema de defensa de Siria funcionó óptimamente, interceptando decenas de misiles, mientras que en plena operación de la Coalición Internacional, la disuasión rusa se hizo sentir colaborando en la interrupción de la agresión.

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La  operación militar se da a pocas horas de la apertura de la investigación que la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas tiene asignada por el presunto ataque químico que, principalmente Israel y Gran Bretaña,  le endilgan al gobierno de Al Assad.

«En 2013, el presidente (Vladimir) Putin y su Gobierno prometieron al mundo eliminar las armas químicas de Siria. El reciente ataque de Al Asad -y la respuesta de hoy- son resultado directo del fracaso de Rusia en mantener su promesa», dijo Trump. «Rusia -añadió Trump– debe decidir si seguirá por este oscuro camino o si se unirá a las naciones civilizadas como una fuerza de paz y estabilidad».
El jefe del Pentágono, James Mattis, dijo que la ofensiva de Estados Unidos. y sus aliados europeos contra posiciones de Bachar al Asad fue «única» y aseguró que no hay más ataques planeados.  «Ahora mismo, esto es un único golpe, y creo que lanza un mensaje muy fuerte para disuadirle (a Al Asad), para desalentarle de que lo vuelva a hacer (un ataque químico)», dijo en rueda de prensa Mattis. «Ahora mismo -añadió-, no tenemos más ataques previstos».
El ataque contra Siria por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia «no se quedará sin consecuencias», advirtió el embajador de Rusia en Washington, Anatoli Antónov. «Los peores presagios se han cumplido. No han escuchado nuestras advertencias. Nos vuelven a amenazar. Habíamos advertido de que estas acciones no se quedarán sin consecuencias. Toda la responsabilidad recae en Washington, Londres y París», dijo Antónov en una declaración oficial difundida por la Embajada.
El primero de los ataques a Siria, ocurrido cerca de Damasco, tuvo como objetivo un centro de investigación científico utilizado, según el jefe del Estado Mayor Conjunto de EE.UU., general Joseph Dunford, para «la investigación, desarrollo, producción y pruebas de armas químicas y biológicas». El segundo objetivo de Estados Unidos y sus aliados europeos en el ataque a Siria fue un deposito de armas químicas ubicado al oeste de Homs, que según Dunford almacenaba las principales reservas de gas sarín en manos del Gobierno de Al Asad.Finalmente, las potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, atacaron otro almacén con armas químicas y un «importante centro de comandancia» ubicados cerca del segundo objetivo al oeste de Homs.