Miguel Sempere.
No sólo son las encuestas, en las que el PP está siendo sustituido por Ciudadanos, el problema es que el PP carece de discurso y ha quedado atrapado en el liderazgo débil y amortizado de Mariano Rajoy, quien ha convocado una Convención en Sevilla, a la que asisten durante tres días 2.500 dirigentes y cargos del PP, para reforzarse sin abrir el debate sucesorio que, en privado, muchos consideran imprescindible, pero que no se va a plantear, como mínimo, hasta las elecciones europeas y municipales y autonómicas de mayor de 2.019.
El Partido Popular celebra esta Convención en el peor momento de su historia, cuando todo parece conjurarse en su contra y cuando las malas noticias se acumulan en el día a día. Desde la puesta en libertad por la Justicia alemana de Carles Puigdemont, tras la operación del CNI para su detención, hasta el culebrón del máster de Cristina Cifuentes, en la Universidad Rey Juan Carlos, que ya está judicializado en la Fiscalía. La gestión de esta crisis no ha hecho más empeorar las cosas, con falsificaciones de firmas, expedientes corregidos a la carrera y una investigación que ha tenido que ser sacada fuera de la Universidad implicada. Alberto Núñez Feijoo, la única personalidad política del PP que no está deteriorada, no tendrá un protagonismo especial en la Convención de Sevilla. Un partido burocratizado aparece sin resortes morales ni ideológicos para enfrentarse a su inexorable decadencia.