Luis Bru.
El periodista, Alfonso Rojo, editor de Periodista Digital, ha puesto en evidencia la censura que impera en la empresa Atresmedia de la que forman parte Antena 3, La Sexta y el diario La Razón, a pesar de que sus líneas editoriales son bien diferentes, pero todo sea por el dinero y la influencia, que está sociedad está aborregada y traga con lo que la echen.
Alfonso Rojo no se ha autocensurado para mostrar en su digital la actitud condescendiente de La Sexta con el separatismo catalán y su falta completa de defensa de la unidad de España. La respuesta de Javier Bardají, consejero delegado de Antena 3, y un hombre sin otros principios que sus bonus, ha sido primero echar a Alfonso Rojo de las tertulias de Antena 3 y después presionar para que se prescindiera de su colaboración en La Razón.
Al fin y al cabo, el tercer accionista de Atresmedia es Jaume Roures, tras Planeta Agostini y Bertesmann; un personaje que en otras naciones estaría ya procesado por su implicación en el golpe de Estado catalanista.
Lo grave y escandaloso es que desde La Sexta se han estado continuamente rasgando las vestiduras en defensa de la libertad de expresión de Pablo Hasel o Valtonyc, por proferir amenazas de muerte, cuando lo que impera en Atresmedia y en La Sexta son el sectarismo y la censura. Recientemente, nuestro director, Enrique de Diego fue vetado en el programa El Intermedio, en el que José Miguel Monzón se llena la boca con la libertad de expresión pero que se negó a emitir una entrevista que ellos mismos habían solicitado. Ni Alfonso Rojo ni Enrique de Diego han recibido la solidaridad de la Asociación de la Prensa, porque aquí y ahora la libertad de expresión es unidireccional y quienes mandan son los censores, camuflados bajo capas abundantes de hipocresía.
Desde aquí, toda nuestra solidaridad con Alfonso Rojo.