Yolanda Cabezuelo Arenas.
Estamos ya acostumbrados a las salidas de tono de Letizia; las esperábamos desde el momento en que descubrió el carácter fuerte del que tanto se enorgullece. Algunas las hemos comentado con humor; otras con ironía; otras con lástima por cerciorarnos de que el rey se había equivocado en la elección más trascendental de su vida: elegir no solo esposa -que también-, sino consorte que le ayudara a mantener el decoro de la institución, y a desligar la monarquía de recuerdos eméritos.
https://youtu.be/kphJrmVZ_Bg
Se ha hecho viral un vídeo en el que Letizia impide algo tan natural como que una abuela se haga una foto con sus nietas, haciendo gala de maneras impropias e incalificables. En el vídeo se ve a la esposa de Felipe VI (me niego a llamarla reina) estorbando la fotografía mientras se pasea por delante de la reina emérita riéndose de ella con evidente maldad y repugnante falta de educación, ante la perplejidad del Rey.
Para colmo, Doña Sofía intenta retener a su nieta para ver si se consigue al fin hacer la foto, y recibe de Leonor un amago de manotazo; con lo que queda patente en el vídeo que la niña será muy bonita y se avendrá a comer los comistrajos que le impone la madre, pero también ha heredado, por desgracia, el carácter poco afortunado de la misma.
La educación, cuando es exquisita, coarta a veces el humano impulso de poner en su sitio a quien da semejantes muestras de vulgaridad; de modo que Doña Sofía se ha contenido con la dignidad que la caracteriza, y otro tanto ha hecho Don Felipe, aunque el vídeo ha captado la comprensible y lógica mirada de indignación ante el innecesario y grosero desprecio hecho a su madre.
El ninguneo a la reina emérita ha continuado tras esta escena, ocupándose Letizia en todo momento de dar la espalda ostensiblemente a su suegra; se ve que es de las que cuando cometen una falta persisten en el error. Ha continuado apartándola y evitando el acercamiento a las niñas, adelantándose a Don Felipe en las despedidas a las personalidades. Por lo visto nadie la ha informado de que tiene que estar por detrás del rey; o la han informado pero no hace caso, que es lo más probable.
La lamentable escena de la humillación a la reina supone perder el último resquicio de esperanza de que Letizia llegue a desempeñar su papel con corrección. Los pifiazos anteriores solo evidenciaban que no sabía comportarse; éste deja claro que no es siquiera una buena persona.
Mis condolencias a Doña Sofía por verse obligada a soportar este broche amargo que le da la vida, y a Don Felipe por haberse equivocado tan gravemente. Con una persona así al lado no cabe esperar que sus proyectos lleguen a buen término.