Loreto Román. Periodista y escritora.
A la hora de ponernos en marcha, son muchas las razones que establecemos para elegir un destino de golf u otro. Sí, sí, además del campo de golf, qué mejor manera de tomar la decisión que cubrir las posibilidades que se nos pueden plantear durante todo el día. Jugaremos al golf, pasearemos por la localidad, disfrutaremos de su historia, arte, jardines, actividad en sus calles, gastronomía. Yo ya la he tomado. Os indico, pasear por sus calles es como recorrer un museo al aire libre, sus casas con la arquitectura más tradicional portuguesa y donde se entremezclan diferentes artes como el gótico, barroco, incluso el neoclásico y el rococó. Además cuenta una leyenda que muchos siglos atrás cuando los romanos atravesaban Portugal se creía que había un río mitológico, el Lethes, y quien lo cruzase perdía la memoria. El comandante de las tropas capitolinas, Decius Junis Brutus, amarró fuerte su caballo y cruzó el cauce ante la indecisión de sus tropas temerosos de caer en la maldición. Desde la otra orilla empezó a llamar a sus soldados uno a uno para así demostrar la fortaleza de su memoria. Bonita leyenda reflejada en la misma localidad.
Decidido, en esta ocasión jugaremos en el campo de golf de Ponte de Lima, Portugal.
Nos dirigimos hacia allí una amiga y yo. Lo reconozco, Portugal siempre ha tenido y lo sigue teniendo un encanto muy especial, y atravesar el río Miño para entrar en esta estupenda tierra supone conocer una cultura diferente, en donde han sabido mantener ese legado cultural que forma parte de su historia y al mismo tiempo de su propia identidad, y convivir con ella.
Salimos desde Pontevedra y, afortunadas y al mismo tiempo sorprendidas ya que contamos con un día de sol, una meteorología estupenda, y más teniendo en cuenta como han sido los días anteriores, y avisan que los posteriores. Entramos en el resort Axis golf, pasamos por delante del hotel, y nos dirigimos hacia las instalaciones de golf. Después de un cafecito, pagamos el greenfee y, aviso para los no conocedores del lugar, hemos reservado buggy, imprescindible en Ponte de Lima ya que al menos los 9 primeros hoyos son completamente de montaña, con distancia entre green y tees de salida, un recorrido para practicar con todos los palos, una completa escuela de golf. Buggy para todos.
Y nos dirigimos hacia el hoyo 1. Allá vamos. Estiramos un poco, calentamos, como se suele hacer en estos casos y salimos. En este hoyo 1 el green lo tenemos en alto, la distancia no es mucha, y, como en otros hoyos de este primer recorrido con fuerte desnivel hacia arriba, el primer golpe debe ser bueno para no andar después dando golpes sucesivos y no puntuar. Arriesgas mucho. Te “forrarás a golpes”, de no hacerlo bien. El hoyo 3, un par 5, el hoyo más largos de Europa, más de 600m, desde donde puedes ver la casa de Anquiao que forma parte del resort, estilo casa rural con piscina, un lugar que mantiene su encanto de casa antigua de piedra, en un entorno de tranquilidad, en donde muchos nos hospedaremos. A parte de la longitud de este hoyo 3, la salida es muy estrecha, con un buen drive y tres maderas los más afortunados podrán estar en green. El hoyo 9, del que se sale desde lo alto de la montaña, tomar nota de que el green lo tenemos al otro lado de la carretera, al lado de la casa club. Este primer recorrido es espectacular.
Realizamos un descanso y aprovechamos para comer en la casa club, de estilo minimalista, muy bien decorada e integrada en su entorno, cómoda y con buenos vestuarios, con una tienda de artículos de golf, y la terraza con vistas al campo para la posible cervecita después de los 18 hoyos. Comentar aquí que los precios en general del greenfee y la comida son económicos. Muy buen ambiente en la casa club, bien atendidas, muy amables los trabajadores, una ensalada y en esta ocasión dorada, pescado para las dos, por favor. Postre y café. Continuamos con los 9 restantes hoyos.
Esta segunda parte es mucho más llana, hoyos largos, continuamos con un recorrido espectacular. El hoyo más complicado es el 12, par 4, con dogleg hacia la derecha, largo, con un lago a la caída del drive y con el green protegido por otro lago, los dos a la izquierda. Un green con bastante movimiento, en 2 plataformas, green difícil. Este segundo tramo es mucho más sencillo en lo que se refiere a esos golpes en pendientes que no debes fallar, como comentaba en el primer hoyo, aunque sí se trata de hoyos largos. Nos permitimos el lujo de jugarlos con tranquilidad, no contamos con jugadores por detrás, aunque, os contaré, con el dibujo sinuoso del recorrido y las dificultades encontradas, hemos perdido varias bolas. Sí sí, y además, desde el hoyo 1. No pasa nada, entre las dos contamos con tantas bolas que incluso nos da para realizar varios golpes. Y es que encima, no lo he comentado antes, hemos dejado un palo en uno de los greenes y casi perdemos un móvil. Incidencias de estos días, y bromeando un poco sobre el tema, con tal motivo hemos conocido gran parte de los jugadores que amablemente nos indicaban dónde habían visto el susodicho palo. Casi todos sabían del palo de estas jugadoras españolas que de forma aventurera se habían acercado al campo deseosas de pasar un gran día. Amables, muy amables jugadores, demostrado, muy cierto. Y gran día, muy grande, aseguramos las dos.
Terminamos los 18 hoyos y regresamos a la casa club para realizar el hoyo 19, esa tan deseada cervecita en la terraza al atardecer. Placeres de la vida que no dejan de ser parte del juego, parte importante.
Apuntad aficionados, en Ponte de Lima contamos con un campo de golf espectacular, con un recorrido complicado por los desniveles, buena escuela, largos, y un hotel desde donde llegáis a pie al campo, una casa rural con un encanto muy especial y sobre todo, formando parte de un entorno, Ponte de Lima, en donde podrás disfrutar de muchas alternativas que disponemos los jugadores de golf y los que no jugáis. Porque os aseguro a estos últimos, tan pronto como lleguéis, es fácil que empecéis. A jugar al golf me refiero, inevitable. Personalmente, yo repetiré Golf Ponte de Lima, sin duda.