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Groseros errores en la alucinación separatista catalana

Redacción




Enrique de Diego.

En la historia de la estupidez y la alucinación colectivas, el llamado procès ocupa uno de los lugares más altos. Este suicidio colectivo del separatismo catalán ha ido precedido y acompañado por groseros errores y una completa pérdida del sentido de la realidad; una absoluta incapacidad para el diagnóstico, una anulación completa de la racionalidad por la emoción evanescente; y un desprecio absoluto por las consecuencias.

1.- Todo el procès sólo puede ser inteligible percibiendo que se ha tratado de una huida hacia adelante de la antigua Convergencia para esconder ante su electorado la evidencia de que el ideal separatista ha sido mancillado por la corrupción más sistemática y abyecta. Los continuos cambios de nombre han sido un intento de ocultación de esa realidad abyecta, que pasa por la financiación de Unió, el caso Palau, el 3%, las fundaciones de Convergencia, el saqueo del clan Pujol

2.- Cataluña no constituye una comunidad moral separatista. No se da ninguna condición objetiva para que la secesión pudiera ser ni iniciada. De hecho, los separatistas ni tan siquiera son mayoría. Conviene recordar que Ciudadanos fue el partido más votado con 1.109.732 votos. La suma de los votos de JuntsxCat (Convergencia), Esquerra y la CUP en las elecciones de 2.017 fue de 2.079.340 votos. La suma de los votos de Ciudadanos, PSC y PP fue de 1.902.061 votos. Un práctico empate. Si a este último bloque se suman los votos de Cat Comú-Podem, el resultado es de 2.228.421.

Albert Rivera e Inés Arrimadas, celebrando el triunfo de su partido. /Foto: elmundo.es.

3.- En la circunscripción de Barcelona, el primer partido con gran distancia fue Ciudadanos: 868.365 votos. La suma de los votos de Ciudadanos, PSC y PP fue de 1.508.949, y la de Esquerra, Junts y CUP, de 1.446.002. El sentimiento separatista es minoritario en Barcelona y Tarragona, lo que establece una profunda contradicción interna, en los principios, en la estrategia y en la táctica, dentro del separatismo que acertadamente ha puesto de manifiesto la propuesta de secesión interna de Tabarnia.

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4.- Ni tan siquiera dentro del bloque separatista se puede hablar de una comunidad moral, pues si bien las posturas de Esquerra y Junts pueden estar cercanas, y coincidir en criterios básicos como la economía de mercado, están muy distanciadas de la CUP que se declara anticapitalista. El propio bloque separatista está intensamente fraccionado.

5.- Esta situación se da después de cuarenta años de adoctrinamiento en las escuelas, de control absoluto de los medios públicos y de los privados, mediante las subvenciones, y de la generación de una falsa sociedad civil subvencionada, que practica una opresión constante, con toma de la calle, mediante manifestaciones, campañas de esteladas en los balcones. Es una muestra clara de la incapacidad del separatismo para vertebrar Cataluña.

Artur Mas y Carles Puigdemont.

6.- El procès ha adolecido en todo momento de una debilidad de liderazgo notable: Carles Puigdemont iba el cuarto de la lista, no era más que la proyección de Artur Mas y es un personaje sin personalidad, capacidad de seducción y un simple funcionario a sueldo del separatismo.

7.- El separatismo no tenía -ni tiene- ningún resquicio legal para avanzar en sus propuestas de ruptura, por lo que era entrar de lleno en el terreno del delito, con las tremendas consecuencias penales que debieron ser previstas desde el comienzo.

8.- El referéndum del 1-0 fue una ridícula mascarada: media Cataluña no podía votar dejar sin derechos a la otra media. Era un esperpento de partida.

9.- Cataluña es una zona exportadora y lo es especialmente hacia el resto de España: no hay posibilidad de desconexión económica.

10.- La Unión Europea se constituyó desde el principio del respeto absoluto a las fronteras surgidas de la segunda guerra mundial para evitar nuevos conflictos. La pretensión de internacionalizar el conflicto o de contar con un mínimo apoyo en la UE o, al menos, de cierta comprensión, ha sido una completa pérdida del sentido de la realidad sólo inteligible por el desfonde moral del separatismo que se ha creído su propio imaginario y sus mentiras.

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11.- La narrativa común de Cataluña está íntimamente ligada a la narrativa española. La narrativa separatista es un invento falsario. Rafael Casanova, por ejemplo, nunca fue un separatista, sino un español austracista, católico integrista, que no tiene ningún punto de coincidencia con la CUP. La secularización de Cataluña está debilitando su identidad.

12.- Ni la secesión podía resolver ningún problema de Cataluña, sino agravarlos todos; ni responde a un problema real, sino a una ensoñación paranoica. Cataluña, en cuanto a identidad, tiene dos gravísimos problemas: uno de natalidad y otro de islamización. El separatismo no se reproduce y no tiene futuro alguno. Está llamado a decaer y extinguirse.

13.- La peligrosa pretensión de comprar las voluntades de los llamados «nous catalans» a golpe de ayudas sociales ha resultado un absoluto fracaso y ha creado el gravísimo problema, que hay que afrontar, de la Cataluña multicultural que estalló con la masacre de Las Ramblas y el atentado de Cambrils.

Musulmanes en Cataluña. /Foto: lavanguardia.com.

14.- Sin comunidad moral, estábamos ante una intentona golpista previa a un genocidio que precisa de elevadísimos niveles de violencia y capacidad de fuego. El separatismo ni quería los medios para conseguir el fin, ni tampoco tenía los medios. La única fuerza armada presente, los mossos, se han entregado a las primeras de cambio por el mantenimiento del sueldo.