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Las mujeres de Podemos parecen haber sido elegidas de relleno por los machos alfa

Redacción




Yolanda Cabezuelo Arenas.

Empieza una a documentarse sobre las mujeres que participan en la actividad política de Podemos, con sincera intención de escribir un artículo serio, pero es que no se puede; no se puede.

Yolanda Cabezuelo Arenas.

La única que cuenta con mi simpatía es Tania Sánchez, porque se la jugaron bien, y ha sabido llevar la humillación pública de verse relegada al gallinero y la venganza por posicionarse junto a Errejón, con una dignidad admirable. Después de todo Tania Sánchez desempeñaba en IU un puesto serio antes de que Pablo Iglesias la captara para mejor servir a sus intereses, y no parece muy propensa a hacer o decir las mismas tonterías que sus compañeras de Podemos; más bien puede decirse que maneja el silencio, como el que mantuvo cuando en junio de 2017 se dirigió a ella Rafael Hernando: “Hay quien dice que estuvo mejor la señora Montero que usted, pero no diré nada porque no sé que voy a provocar en esa relación”.

Irene Montero rompió a llorar de rabia, porque captó perfectamente la alusión al papel que jugara en su ascenso en las filas del partido el haber ocupado la cama y la silla de Tania Sánchez, pero seis meses después se encuentra en el Hotel Palace de Madrid, durante la entrega de los premios de los periodistas parlamentarios, con Rafael Hernando, y juntos bailan en público como si se tratase de una escena de Doctor Zhivago: “Te concedo el baile si nos votas a favor de nuestra IPL de salario mínimo”; “Pero si ya lo subimos el año pasado un 8%”… Y todo el mundo tan contento. Para que ustedes vean que la política es para Podemos lo que para Pedro Pacheco era la Justicia: un cachondeo.

No se puede hacer un artículo serio sobre mujeres que dan la lata hasta el hartazgo con la paridad, que ven machismo hasta en la correcta utilización del diccionario, y después se traicionan entre ellas con armas de mujer a la antigua usanza; ni sobre las anticapitalistas como Carolina Bescansa, que tienen detrás el respaldo de la fortuna familiar. Quiere una hablar de Bescansa, y se le viene la imagen de aquel pobre bebé paseado de brazo en brazo en plena sesión, cuando podía haberlo dejado tan ricamente en la guardería del Congreso, que para eso está…

Son mujeres que causan impresión a base de imágenes que se nos quedan en retina y estómago, como la del clon de Ada Colau: Águeda Bañón en pose indescriptible por ordinaria, con las piernas separadas y haciendo pipí en plena calle, como las vacas; o riéndose tras los atentados de Barcelona. ¿Y qué me dicen de las de Rita Maestre, que entró en la capilla de Somosaguas al grito de “arderéis como en el 36” mostrando el sujetador? La imagen no sirvió para que Manuela Carmena la destituyese, a pesar de evidenciar que Maestre había mentido negando su participación en los hechos.

Para hablar en serio de las mujeres de Podemos hay que remontarse a finales de 2016, en plena guerra por el poder entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón,cuando un grupo de mujeres de Podemos Euskadi representadas por Clara SerraNagua AlbaÁngela Ballester y Auxi Honorato, abren un debate público para denunciar el excesivo protagonismo masculino del partido. “No debemos confundirnos y caer en el error de que Podemos se construye sobre una amistad entre dos hombres que viven en Madrid”. Y, sin embargo, así era exactamente. La declaración de las mujeres de Podemos Euskadi ponía de manifiesto el enfrentamiento entre la verdadera base del movimiento 15-M, y aquéllo en lo que había degenerado la Indignación: ni más ni menos que un partido basado en la amistad de tres hombres, IglesiasErrejón y Monedero, que aseguraban su futuro aprovechando la coyuntura del 15-M sin paso previo por oposiciones.

Excepto Bescansa, que fue una de las tres firmas necesarias para que Podemos se constituyera en partido, el resto de mujeres que componen la élite podemita parecen haber sido elegidas pot los machos Alfa para relleno, o para que nos fastidiemos con su incompetencia. Por eso es tan difícil escribir sobre ellas un artículo serio.

Yo lo he intentado, pero no he podido.