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Pedro J. Ramírez y el paradigma del moro bueno

Redacción




El terrorista Jamal Zopugham, defendido por el mentiroso Pedro J Ramírez. /Foto: mundo.sputniknews.com.

José Donís Catalá.

23 de agosto de 2017, el diario Público tuitea su artículo sobre la célula de terroristas islámicos que arrasaron Barcelona y Cambrils. El titular:

Nos faltan ocho niños del pueblo”.

Por si no ha quedado claro, los “ocho niños” son los miembros del Estado Islámico que asesinaron a 16 personas, entre ellas a Xavier Martínez de 3 años y Julián Cadman de 7.

Los ejemplos son innumerables, casi mejor obviarlos porque resultan repugnantes. La pregunta es: ¿cómo hemos llegado a tal degradación, confundiendo a víctimas con verdugos? ¿Por qué ante cada matanza islámica sueltan a hordas de dihimmis vociferando contra la islamofobia? ¿De qué narices se reía Ada Colau en el funeral rodeada de hiyabs y familiares de los asesinos? Para responder a esta pregunta debemos volver atrás en el tiempo, hasta la segunda gran masacre islamista perpetrada en España, el 11 de marzo de 2004 (la primera fue la del restaurante El Descanso, 12 de abril de 1985, 18 españoles asesinados). El bulo nace con el primer “agujero negro” publicado en El Mundo, el 23 de abril, un mes después, y el pistoletazo de salida para crear una conspiración lo da el propio Pedro J. el 26 de agosto de 2005 en las III Jornadas Periodísticas de Son Servera: “Cada vez hay más indicios de que el 11 M se gestó en los aparatos del Estado”.

Imagen de la masacre islamista de Atocha. /Foto: RTVE.es.

Como diría don Juan Tenorio, cuán largo me lo fiáis… y es que la línea argumental no ha variado desde entonces. En el anterior aniversario, hace ahora un año, el 12 de marzo de 2017 carta del director Pedro J. Ramírez en su diario El Español: “Sí, Zougam es Dreyfus”. Pedro J. sigue defendiendo a los terroristas del 11M.

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Aquella fue una apuesta de un grupo de presión dentro de los populares españoles. Ni siquiera fue solo cuestión de dinero, el objetivo real era el poder en una de esas operaciones tan habituales en la derecha. Ahí estaban los Zaplana, Acebes, Aguirre y todos los demás que han sido barridos por la historia.

Pero no toda la culpa es de los manipuladores, el pueblo español demostró su cobardía y un ansia irreprimible de ser manipulado, rindiéndose al islam. Recordemos cuál era el objetivo del 11M:

En mayo de 2003 los islamistas atentan contra la Casa de España en Marruecos. Cinco meses después Bin Laden amenaza directamente a España por participar en Irak, y en diciembre Global Islamic Media difunde el documento de Al Qaeda donde se señala a España como el “eslabón más débil” de la coalición, pronosticando que con “dos o tres golpes” provocarían nuestra huida de Irak.  No hizo falta, bastó con uno.  Apenas un mes después del atentado y solo un día después de tomar posesión de su cargo, el presidente por accidente José Luis Rodríguez  Zapatero anuncia la retirada de tropas e insta al resto de aliados a huir y dar la victoria a los islamistas. Jamal Zougam desde la prisión estaba encantado, objetivo cumplido.