AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Ana Julia se convirtió en sospechosa cuando «encontró» la camiseta de Gabriel seca tras una jornada de lluvias

Redacción




Ana Julia.

Luis Bru.

Pudo tratar de despistar a los investigadores y centrar una búsqueda llamada a ser infructuosa cuando «encontró» la camiseta de Gabriel, en el fondo de un barranco, cerca de la depuradora. Fue muy extraño que la camiseta estuviera seca, cuando la jornada anterior había sido de intensas lluvias. Además, la zona había sido peinada repetidas veces sin encontrar nada. Alguien había colocado allí la camiseta y las sospechas de la UCO se centraron en la pareja del padre de Gabriel, aunque fue sospechosa desde el primer momento.

Gabriel Cruz no pudo perderse, era un camino que había recorrido cientos de veces, de cien metros, tampoco había indicio alguno de que alguien hubiera acudido a Las Hortichuelas (Níjar) para secuestrarlo, algo que, lógicamente, la madre, en su desesperación ha creído hasta el último momento, porque parece increíble que alguien pudiera matar a un niño de 8 años.

Durante la detención, Ana Julia exclamó: «No he sido yo. Se están equivocando, esta mañana he cogido el coche». Un guardia civil ha cortado su perorata entre lamentos: «Callaté».

Sus innumerables contradicciones ante los investigadores, vaguedades ante algunas preguntas claves durante los interrogatorios como testigo la colocaron en el ojo de unos guardias civiles que en los últimos tres días no le han perdido de vista ni un minuto. Hacía días que la Unidad Central Operativa, la UCO, no albergaba duda alguna de que había sido ella. Pero esperaron a detenerla hasta que ella les llevara hasta el cadáver.

En el momento de la detención, Ana Julia se encontraba en la localidad de Vícar, municipio en el que la detenida residía con el padre de Gabriel desde que iniciaron su relación sentimental hace un año y medio. Durante estos doce días de búsqueda angustiosa, Ana se mostró desolada y afligida. No dudó en lucir la camiseta con la cara inocente de Gabriel y de participar en los múltiples rastreos que se realizaron en el parque natural del Cabo de Gata. Todo era mentira. Un papel que no logró despistar a los investigadores.

NO TE LO PIERDAS:   Nuevo capítulo en el deportivismo

Una parte de la investigación concluye con la detención de la principal sospechosa y el hallazgo del cadáver, pero queda todavía mucho por saber. Por ejemplo, acabar de concretar si Ana actuó sola o contó con algún cómplice. La tarde que Gabriel salió de casa de su abuela para ver a sus primos se despidió de Ana y de su abuela Carmen, pero la ahora detenida no abandonó el domicilio hasta media hora después. Por lo menos es lo que ha dicho. Los investigadores tratan de concretar y confían en saberlo antes de que pase a disposición judicial, si en algún momento, la mujer pudo contar con algún cómplice. Aunque por el momento, se descarta.