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Vaya, Ana Patricia Botín, en el Banco de Santander despides a la que queda embarazada y todo ha empeorado desde la muerte de don Emilio

Redacción




Ana Patricia Botín y su esposo, en el funeral de Ciudadano Botìn.

Yolanda Cabezuelo Arenas.

Es la mujer más poderosa de España; la número 9 del mundo según Forbes; sería la perfecta protagonista de una de esas peliculitas de amor y lujo con las que Antena 3 deleita al marujeo poco entendido, si Dios la hubiera llamado por el camino de la interpretación; en cambio Dios la llamó por el camino de las finanzas: un camino aburrido, pero productivo a más no poder, donde ha llegado a ser la número uno indiscutible.

Y no crean que todo el mérito lo tiene el haber sido hija de Emilio Botín. De haber heredado usted o yo el Imperio Santander, probablemente lo hubiésemos hundido en la miseria más absoluta; porque para ser banquero hay que estar hecho de una pasta especial. Hay que  guiarse por cifras; aprender a utilizar a las personas como si fuesen números para que pongan a trabajar esas cifras; para que produzcan y arrojen dividendos… y si encima se es capaz de revestir toda esa despersonalización pro numérica con la apariencia de labor social, ya no sólo se es de una pasta especial: se es un genio.

Yolanda Cabezuelo Arenas.

A pesar de todo Ana Patricia Botín se aburrirá de tanto memorando y tanto balance; no tiene más remedio. Necesitará hablar de vaguedades, como todo el mundo, para despejar de cifras la cabeza; hablar de tecnología, de educación, de deporte, de yoga, y de té -como las señoras del Rastrillo madrileño-, ¿y dónde mejor que en Twitter? Ningún otro banquero de este país ha osado pisar ese enorme campo plagado de arenas movedizas que es Twitter; probablemente porque a ninguno le apetezca hablar de yoga o de té… pero a Ana Patricia sí, y allá que va casi a estrenar su cuenta con un twitt precioso, mayestático, admirable si ¡ay! viniera de otra parte:

“La penalización por la maternidad no es un mito”. “Después del primer hijo los ingresos de la mujer se reducen bruscamente y no llegan a recuperarse completamente”.

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Y dirán ustedes ¿acaso no es cierto?; sí. Lo es; y aquí volvemos a las cifras. Creo que estaremos todos de acuerdo en que tener un hijo es una decisión personal; esta decisión atañe únicamente al ámbito privado. Un hijo necesita cuidados, y aquí viene la decisión profesional: o se reduce la jornada para atender a los hijos (que naturalmente supondrá la reducción de los ingresos), o se contrata a alguien que cuide de los hijos para poder continuar con la misma jornada y el mismo sueldo.

Otra cosa es que la empresa decida quitarse de en medio a las madres, y éstas pierdan sus trabajos porque ya no sean rentables; y aquí viene lo impropio de que sea Ana Patricia Botín quien lance el Twitt de marras en su salón de té, porque si algo tiene Twitter es gente dispuesta a responder sin pelos en la lengua:

Hipocresía y desvergüenza. El banco que preside esta señora, en el ERE todavía abierto en SSCC de Popular y Santander, sus lacayos de RRHH amablemente “invitaban” a las mujeres con reducción de jornada por cuidado de hijos a coger el despido voluntario, porque claro, si no estás de sol a sol, en banca, no vales”.

Hablan de mujeres entre 30 y 40 años, lejos todavía de la edad de prejubilación, a las que se amenazaba con ser despedidas al cerrarse el ERE sin plus de voluntariedad, si no aceptaban el despido voluntario.

Movida por la curiosidad de comprobar los procedimientos del grupo Botín en favor de los derechos de la mujer, contacté ayer con una amiga que trabaja en una sucursal del Santander cuyo nombre callo no porque no quiera acordarme, sino para evitarle represalias.

Aquí si tienes hijos pequeños no interesas. Piden reducción de jornada, y no les conviene, porque a las que tenemos jornada completa nos hacen trabajar por las tardes a puerta cerrada, y son horas que no nos pagan”

Si protestas estás en la calle. Y te digo más: la cosa está todavía peor desde que se murió don Emilio”.

Así pasa la gloria del mundo. Féretro de Emilio Botín.

Al final va a resultar que don Emilio era menos negrero que su hija con sus empleadas.  Entonces, ¿cómo es posible que Ana Patricia Botín quiera dar lecciones de conciliación? Ahí. Ahí tienen ustedes la razón de que ningún otro banquero español quiera meter la pata en Twitter, que para lavados morales de cara ya tienen la labor social de los bancos.

Ana Patricia Botín ha querido apuntarse un tanto el 8-M hablando de lo injustos que son sus propios procedimientos empresariales. Si es usted mujer, y se ha sentido defendida o representada por este Twitt, tenga en cuenta que contratar a alguien que cuide los tres hijos de Ana Patricia Botín no es problema cuando se ganan 10,58 millones de euros al año; y que la presidenta del Santander es una de las que anteponen las cifras al bienestar de las mujeres o al de San Benito de Nursia. Éste es el mundo empresarial; esta es la realidad de la banca; éstas son las mujeres que se aprovechan de usted, y de todos, pero quieren pasar por santas; ésta es Ana Patricia Botín.

Eso sí: si les habla de yoga, o de té, a lo mejor es posible que les descubra algo útil.

Tras defecar las huelguistas en los probadores, España sigue igual que ayer, un poco más hundida en el ridículo

http://ramblalibre.com/2018/03/08/yolanda-cabezuelo-somos-muchas-las-mujeres-no-nos-reconocemos-este-feminismo-absurdo/

Apuntan a Ana Patricia Botín y su “amante” como presuntos asesinos del magnate Emilio Botín