Enrique de Diego.
Mañana todas las vagas subvencionadas iréis a una huelga estúpida, que obedece a una consigna internacional de los poderes oscuros del globalismo y el capitalismo salvaje que quieren demoler nuestras sociedades libres, nuestras patrias y promover una sociedad de amos y esclavos. Al final de las huelgas se hace el recuento de lo que se ha perdido económicamente. En este caso, puede hacerse de antemano porque lo que se va a dejar de producir es cero. Entre vosotras y los sindicatos de las a mariscadas no hacéis más que vivir del cuento de las subvenciones, que salen de los impuestos a las sufridas clases medias, vivís como un lastre, como parásitas a costa de los demás; sois un manojo de complejos y una exaltación tortuosa de traumas.
Por de pronto, no hay ninguna brecha salarial. Esa es una estupidez colosal que se pretende imponer mediante toneladas de propaganda mendaz. No tienen ningún sentido establecer un «colectivo» de varones y otro de hembras, y dividir lo que ganan. Eso es un insulto a la inteligencia, mercancía averiada para mentes desquiciadas. Entre Ana Rosa Quintana, con sus SICAV, y una becaria hay una brecha salarial, que no existe con el becario. Entre Ana Patricia Botín y una bancaria hay una brecha salarial, que no existe con el bancario.
Todo vuestro discurso está lleno de patrañas y de idioteces supinas, que proclamáis con histeria sectaria, atrincheradas en ese detritus de la ideología de género que ya he demolido en mi libro «El triunfo de Ágatha Ruiz de la Prada» (en Amazon), y que tendrá una continuación aún más destructiva de vuestras groseras paridas.
El manifiesto de esta huelga de las vagas y subvencionadas, con el coro de los sindicatos de las mariscadas, es pasto podrido para estómagos agradecidos. No tiene pies ni cabeza. Ya lo ha puesto en evidencia Yolanda Cabezuelo Arenas. En ese manifiesto se dicen chorradas de manipuladoras compulsivas del tipo de «queremos tener una sanidad pública de calidad que no trate como enfermedades la vida de las mujeres, su menstruación, sus embarazos, su menopausia«. Sólo vosotras, vagas y subvencionadas, acomplejadas y traumatizadas, consideráis tales cosas, y sobre todo los embarazos, como enfermedades. O ya superando cualquier récord de gilipollez: «que la medicina de los hombres reconozca y respete nuestros cuerpos y nuestras vidas». Al margen de que de las Facultades de Medicina salen tantas o más mujeres médicos que hombres, la Humanidad ha llegado hasta aquí, hasta que llegasteis vosotras, cuyo objetivo, junto con vivir del cuento y hacer la vida imposible a los demás, es extinguir esta sociedad. Sobreviviremos a vosotras.
Porque lo que ya no es de recibo, vagas y subvencionadas, acomplejadas y traumatizadas, es que digáis en vuestro manifiesto chorras que «sin nosotras no hay producción ni reproducción«. ¡Con vosotras no hay producción ninguna, con vosotras hay lastre subvencionado, y mucho menos reproducción». No engañáis a nadie. ¡La palabra que más odiáis es madre! ¡La siguiente palabra que más odiáis es padre, al que queréis exterminar, con ese rollo macabeo del heteropatriarcado!
No sois feministas. Sois el feminismo lésbico que se caracteriza, obviamente, porque no es reproductor. Con vosotras, no hay reproducción. Desde el año 2.009 mueren más españoles autóctonos de los que nacen, en un auténtico suicidio demográfico, que vosotras estáis provocando. Basta entrar en cualesquiera de vuestras publicaciones o de vuestras webs y hacer un análisis de forma para concluir que nunca utilizáis la palabra madre. El año 2015 los nacimientos se redujeron en España un 2% mientras que las muertes aumentaban un 6,7%, lo que se traduce en 419.109 alumbramientos (8.486 menos que en 2014) y 422.276 muertes (26.446 más), cifras que arrojan un saldo vegetativo negativo de 2.753. La edad a la que las mujeres tienen su primer hijo sigue al alza; el número de nacimientos es el menor desde 2002; el número de mujeres en edad de ser madres se reduce; el aumento de las muertes es el mayor desde 1971 y la tasa de mortalidad, la más elevada desde 2003. Nacen 9 niños por cada mil habitantes y el número de mujeres entre 15 y 49 años no ha dejado de bajar desde 2009.
Y la tendencia es siempre a peor. Vosotras ni os reproducís ni queréis que los demás se reproduzcan. Lo que pretendéis es el genocidio de los varones heterosexuales y la eliminación de la familia. Eso que llamáis el heteropatriarcado que, según vosotras, provoca una violencia estructural. Ese heteropatriarcado, tan cruel y violento, que aceptó sin rechistar que en el Titanic se pusieran a salvo ‘las mujeres y los niños, primero«. Estáis provocando una masacre, una orgía de denuncias falsas, el ingreso en prisión de patentes inocentes, para incrementar las cuentas de vuestras subvenciones con esa nefasta Ley Integral de Violencia de Género, de la que han vivido abogadas marrulleras como Cruz Sánchez de Lara. Todo eso lo tengo muy bien documentado y lo haré público en breve. Estáis provocando un sufrimiento indecible en las personas. Sois la plaga más letal que todas las de Egipto.
Con esa labor de destrucción, estáis haciendo un negocio oscuro. ¡Con la excusa de eso de la violencia de género desde 2.004 os habéis repartido 65.000 millones de euros, 2 mil millones menos que en el rescate de la banca! Y queréis, ociosas avariciosas y vociferantes, más, siempre más. Por eso os vais mañana a esa huelga absurda, para defender e incrementar vuestro suculento pesebre.
Con vosotras, no hay ni producción ni reproducción.
http://ramblalibre.com/2016/12/06/feminismo-una-ideologia-de-odio/