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Caso Oxfam Intermón: La hipocresía y la depravación revestidas de humanitarismo

Redacción




Acto de miembros de Oxfam Intermón. /Foto: mirajerez.com.

 

Virginia Montes.

La Organización Gubernamental (recibe 36 millones de euros anuales del Gobierno británico) silenció, encubrió y echó tierra sobre la depravada conducta de sus directivos. Las orgías estaban organizadas directamente por el director de la ONG en Haití, Roland van Hauwermeiren. Es decir, no se trató de un caso aislado, sino de una estructura. ¿Cuántos de los doscientos miembros destacados en 2.010 a Haití pasaron por la «casa de putas» de Oxfam Intermón? Ninguno protestó. La denuncia se produjo un año después.

Abrió una investigación interna, en la que Roland van Hauwermeiren reconoció los hechos. A pesar de ello, la directora ejecutiva de Oxfam en aquel momento, Barbara Stocking, ofreció al cooperante belga una «salida por fases y digna», en lugar de despedirle, para evitar «implicaciones potencialmente serias» para la reputación de la organización, según ha informado The Times. Hay que recordar que la prostitución en Haití está prohibida, es delito, y la mayoría de edad establecida en los 18 años. Así que además del aspecto moral, de unos supuestos cooperantes desarrollando una labor humanitaria, realmente aprovechándose de la desgracia y vilipendiando la dignidad de las mujeres, estamos ante una trama de delincuentes. Lo que hizo Oxfam Intermón fue silenciar y tapar el asunto, de manera sonrojante y vergonzosa. Lo que hizo fue defender sus cuantiosas subvenciones, enfangándose en la más absoluta hipocresía.

Cuatro personas fueron despedidas y tres dimitieron. ¿Se hicieron públicos los hechos? No, en absoluto. No convenía, al parecer. ¿Se emitió algún comunicado de condena? No, por supuesto. Se confió en que nunca se supieran los hechos tras un absoluta conjura de silencio.

 

Tras conocerse el escándalo, la actuación de Oxfam Intermón tampoco ha sido edificante. En ningún caso ha pedido disculpas ni perdón, sino que ha abusado de manipulación humanitaria. Según una portavoz oficial de la organización, «Oxfam gestiona las acusaciones de mala conducta con una seriedad extrema» (sic). Ni extrema, ni tan siquiera seriedad. «El director del país asumió de forma completa la responsabilidad de los eventos que ocurrieron bajo su gestión y se le permitió dimitir sobre la base de que cooperó plenamente y apoyó la investigación«. Ni tan siquiera se denunciaron los hechos a las autoridades haitianas.

Según ha afirmado Oxfam Intermón, «nuestra defensa de los derechos de las mujeres, máxime en situación de vulnerabilidad, es parte de nuestra identidad. Estamos al lado de las víctimas y demandamos una actuación contundente y transparente ante casos de acoso y abuso«. Es como si no fuera con ellos o como si no lo hubiera organizado su director en Haití en 2.011. Parece como si hubiera que pedir perdón a Oxfam Intermón.

Más esotéricas, e indignantes son las declaraciones de la responsable en España, que se ha prestado a publicar El Plural. Según este medio «la organización en España quiere dejar claro que este caso de abuso no implicó a ningún miembro del personal de Oxfam Intermón pasado o presente«. ¿Han perdido hasta el último grado de cordura? Siete personas tuvieron que salir de la organización, entre ellas, el director en Haití, aunque la responsable española asevera que «en el 2011 Oxfam Intermón trabajaba en Haití con una línea de gerencia diferenciada y este caso en ningún momento implicó a nuestro equipo. Oxfam Intermón, cómo miembro de la confederación global Oxfam, tiene una política de cero tolerancia ante cualquier caso de acoso y abuso sexual”. Bien, no es que tengan tolerancia cero, es que la villa de Oxfam en Haití era conocida como la «casa de putas» con «orgías de Calígula«. La subdirectora general de Oxfam Intermón,  Pilar Orenes, ha explicado a El Plural, que Oxfam es una confederación de diferentes organizaciones y que en 2011 varias de éstas trabajaron en Haití tras el terremoto, pero esa labor se hizo a través de “equipos totalmente separados, bajo diferentes gerencias” y ha reafirmado que “ningún miembro de Oxfam Intermón estuvo implicado en este caso. Para Oxfam Intermón es súper importante la tolerancia cero ante cualquier caso de abuso o acoso. En esta organización tomamos las medidas necesarias para evitar este tipo de hechos. Todos los que integramos Oxfam firmaron un código de conducta y de valores y tenemos especial cuidado en el reclutamiento de personas. Dedicamos espacios y tiempo cada día para hablar de esos valores”.

O Pilar Orenes no se ha enterado de nada o está defendiendo su sueldo o intentando que no caigan las subvenciones con las que, en 2.011, se pagaban las orgías de Calígula para el personal de Oxfam o las tres cosas a la vez. Un ejercicio nauseabundo de hipocresía humanitaria.

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Penny Lawrence.

Dimite, «avergonzada», la número dos de Oxfam

Penny Lawrence, número dos de Oxfam, y de la que dependía la supervisión de la ayuda a Haití en 2.011, cuando el personal destacado se dedicó a organizar orgias de Calígula con menores, ha dimitido «avergonzada«. Con «profundo pesar» ha presentado su dimisión ya que era «directora del programa en ese momento, estoy avergonzada de lo que sucedió bajo mi supervisión y asumo toda la responsabilidad. Lamento mucho el daño y la angustia que esto ha causado a los seguidores de Oxfam, al sector más amplio de desarrollo y, sobre todo, a las personas vulnerables que confiaron en nosotros. Ha sido un gran privilegio trabajar para una organización tan increíble que ha hecho y necesita continuar haciendo un gran bien al mundo». Es preciso recordar lo obvio: los hechos sucedieron en 2.011 y ha sido por una investigación de The Times por lo que han sabido y llegado a la opinión pública, pues Oxfam los ha ocultado. Dimitir seis años después es cuanto menos curioso.


El director ejecutivo de Oxfam, Mark Goldring ha lamentado su dimisión aunque ha mostrado su «respeto a la decisión de asumir responsabilidad personal. Al igual que nosotros, está consternada por lo que sucedió y está decidida a hacer lo que sea mejor para Oxfam y las personas que vivimos para ayudar. Me gustaría dejar constancia de mi sincero agradecimiento por los años de servicio dedicado que Penny le ha dado a Oxfam y a la lucha contra la pobreza en todo el mundo».

Tras las primeras tomas de postura, en las que o se negaban los hechos o se desvinculaban de la organización, Oxfam ha empezado a pedir perdón. Así lo ha hecho la filial española: «Queremos compartir con las personas que son nuestras socias, amigas y colaboradoras nuestra tristeza, indignación y vergüenza por el repugnante comportamiento de algunos trabajadores de Oxfam en Haití en 2.011, así como nuestra solidaridad con las mujeres cuya dignidad se viol´ño y cuyos derechos se pisotearon. Nuestras disculpas más sinceras a ellas y a todas las personas que se han sentido defraudadas o indignadas por esta situación. Las nuevas acusaciones sobre el uso de trabajadoras sexuales en Chad en 2.006 nos deja aún más consternados por estos comportamientos inaceptables«.

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Según ha publicado The Observer, varios trabajadores de Oxfam contrataron a prostitutas en el Chad, en 2.006, y la ONG tuvo información de ello y lo silenció. Un dirigente fue despedido. El responsable en ese país era Van Hauwermeiren, protagonista del escándalo posterior en Haití.

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