Miguel Sempere.
Que el PP ha entrado ya en la etapa postRajoy y que está abierto el proceso de sucesión lo adelantó antes que nadie Rambla Libre y la estela ya la está siguiendo todo el mundo. Por supuesto, no es ni va a ser un debate en las bases, porque el PP es un partido burocratizado de cargos, y las decisiones se toman en la cupulocracia jerárquica. Mariano Rajoy quiere agotar la legislatura y será quien decidirá y, como dicen periodistas muy próximos a Moncloa, no se moverá nada hasta las elecciones municipales en las que, contra las encuestas y la inercia de Cataluña, Rajoy espera salvar las muebles y quedar por delante de Ciudadanos, recuperando algunas alcaldías importantes, como Madrid, a donde se destina a Pablo Casado.
Antes tienen que producirse movimientos. Como ha desvelado Rambla Libre, hay un acuerdo tácito para que Alberto Núñez Feijoo sea el heredero y antes descabalgue en el Gobierno de la nación. La operación pasaría por el traslado de Luis de Guindos a Europa a un puesto de relumbrón y muy bien remunerado. El ministro de Economía está trabajándose el puesto de vicepresidente del Banco Europeo. Feijoo lo sustituiría y recogería el activo de los datos de empleo, carta a la que Rajoy y el PP apuestan todo de cara al futuro.
Pero Feijoo no quiere divisiones, aspira a una sucesión a la búlgara, con un consenso unánime. Y en esos planes se cruza la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Saénz de Santamaría, con su poderoso lobby de abogados del Estado. Soraya tiene también a su favor el apoyo de un gran número de medios de comunicación, a los que ha cuidado y primado, como el Grupo Prisa. Parecía calcinada por la gestión de la crisis catalana y por los malos resultados del PP catalán, que ha padecido la estrategia de la virreina, pero se ha puesto en marcha un lavado de imagen y una recuperación de la estatura política de la vicepresidenta. Periodistas próximos a Soraya, están vendiendo que ha sido ella quien ha conseguido enderezar una situación complicada, frenar la investidura de Carles Puigdemont y abrir fisuras en el frente separatista buscando los recovecos legales, planteando el recurso que el Consejo de Estado desaconsejó y consiguiendo salir indemne del fuego amigo.
La lectura más certera de esta campaña de propaganda es que Soraya pugna por ser la heredera de Rajoy y no está dispuesta a esa operación a la búlgara que traería de Feijoo a Madrid.