Miguel Sempere.
El Partido Popular puede desaparecer. Como cualquier otra organización humana. Desaparecieron la UCD, porque su tiempo político pasó, y el CDS, masacrado por la Ley d´Hondt. También desaparecieron, fuera de España, la Democracia Cristiana italiana y el Partido Socialista Italiano, aquejados de avanzado estado de la gangrena de la corrupción. Por supuesto que el PP puede desaparecer…Es también una formación atenazada por la corrupción incapaz de renovarse. ¡Oh! no, no puede desaparecer, pues el partido de la estabilidad y está bien posicionado entre los mayores de 65 años, entre los pensionistas, y los funcionarios, cuyo excesivo número va a ser aumentado intentando aumentar el número de estómagos agradecidos. Esos dos grupos sociales votan poder y si el PP es desalojado, variarán su fidelidad. Son grupos de votantes que nunca se sitúan en la oposición.
El PP puede desaparecer. Ha desaparecido de hecho de Cataluña, donde ni tan siquiera tiene grupo parlamentario propio. El PP se pretende un partido de Estado cuya voz en Cataluña no se podrá prácticamente escuchar. El PP ha creído y cree que con el incremento de empleo tenía asegurada la victoria. En estas últimas semanas, nadie es capaz de mantener ese aserto. El empleo creado es precario y con bajas retribuciones. Más que agradecimiento al Gobierno puede provocar resentimiento.
El PP lo tiene muy mal si no reacciona y no lo está haciendo. Pero el PP tiene una base social, un sector de hooligans. Pero Mariano Rajoy no ha hecho otra cosa que agredir a esa base social. No sólo desmovilizarla, sin articular un proyecto nacional ilusionante; sino que se ha dedicado a atacarla sistemáticamente y a marginarla. Mariano Rajoy ha sido el heredero no de Aznar sino del nefasto Zapatero. No ha tocado el matrimonio gay, como prometió en la oposición, sino que ha asistido a la boda de dirigente gay del PP; no ha modificado el aborto, como también prometió, provocando la salida de Alberto Ruiz Gallardón; ha mantenido la destructiva Ley de Violencia de Género y la totalitaria Ley de Memoria Histórica, que ahora los socialistas quieren empeorar. Toda esa agenda zapateril la mantuvo en vigor con mayoría absoluta. Por supuesto, ha subido los impuestos de manera salvaje mientras en las campañas se comprometía a bajarlos. El PP ha perdido a su base social. Podría recuperarla, pero nada indica ni que sea consciente del problema ni que vaya a hacer nada por enmendarlo.
Esta semana Pedro Piqueras, en Tele 5, entrevistaba a Albert Rivera. Los grandes grupos empiezan a moverse en el escenario y a descontar la victoria de Ciudadanos y las posibilidades de que Albert Rivera acceda a la presidencia del Gobierno. El aparataje mediático del PP, el coro de lacayos peperos está altamente desacreditado y en los últimos tiempos se bate en retirada, pero está tan desgastado que provoca hastío y rechazo.
El PP puede desaparecer: perder el poder y, con él, sus últimos reductos de pensionistas y funcionarios. Sin discurso, sin proyecto, habiendo Rajoy legitimado a Zapatero, el PP puede desaparecer…si no reacciona.