Yolanda Cabezuelo Arenas.
A mí lo que me tiene intrigada en este culebrón Pedro Jota-Ágatha Ruiz de la Prada-Mari Cruz Sánchez es la cantidad de tonterías que es capaz de hacer un señor madurito cuando pierde el oremus. Desde fotografiarse haciendo piruetas en San Petersburgo a lanzar perlas a su amada en el Harper’s Bazaar, del tipo «Todos tenemos un pasado, pero tengo la sensación, refutando la famosa frase de Mirabeau, de que Cruz y yo hemos llegado a orillas del Orinoco dispuestos a formar una sociedad nueva».
¿Y eso del Orinoco qué querrá decir? «Yo qué sé»… Ágatha se encoge de hombros en el DELUXE. Es el galimatías padre: por una parte refuta; y si refuta no está de acuerdo con Mirabeau cuando afirma que «no somos salvajes llegados del Orinoco para fundar una sociedad nueva». Si refuta es que reconoce que sí son salvajes… o sea, que a lo mejor en el siguiente reportaje vemos a los Ramírez vestidos de indios amazónicos con cincuenta cachivaches tribales sobre los lomos.
Ramírez «siempre ha sido un cursi»
Lo del Orinoco no hay quien lo entienda. Citar a Mirabeau en una declaración del tipo que sea es pura pedantería; pero citarlo para decir que están en las orillas del Orinoco con idea de formar una sociedad nueva, ya es delirante. «Siempre ha sido un cursi«. Hay que serlo, sí, para posar de ese modo con el león de fondo; y si ya era cursi de señor aburrido, figúrese ustedes si se deja llevar por el entusiasmo del Orinoco.
Sobre el mimetismo que Pedro Jota muestra con sus mujeres dice estar «acojonada con ésta» porque se ha leído el libro «El triunfo de Ágatha Ruiz de la Prada«, de Enrique de Diego, que muestra la realidad de Cruz Sánchez de Lara. A lo mejor se refiere a éste cuando describe a Mari Cruz Sánchez como «una mujer sacada de un libro«, en plena inspiración Mirabeau. Tanto muestra, y tan preocupante es lo que muestra, que el acojone está justificado; y no sólo el de Ágatha: el de Pedro Jota también lo estaría. Todos tenemos un pasado, como dice el periodista, pero no todos lo tenemos igual.
Lavados de imagen con agua del Orinoco
La abogada ha amenazado con denunciar todo lo que pueda considerarse que atenta contra su honor. ¿Qué honor? El jurídico, claro está. Cuando una mujer ha sido la tercera en discordia, y se ha rebajado a fallarse a sí misma y a otra mujer liándose con un hombre casado pierde para siempre el otro honor: el moral; y por eso necesita lavados de imagen en el Harper’ s Bazaar con agua del Orinoco.
Ágatha Ruiz de la Prada ha estado comedida, a pesar de todo. «Me han llamado como cien personas para decirme que no venga a este programa», a pesar de lo cual ha ido. No es un programa de su categoría, pero hubiera faltado más que a estas alturas se deje poner una mordaza. Son paradojas de este otro lado del Orinoco: Mari Cruz, que debiendo callar no calla, y encima quiere que calle la ofendida.
En fin… La entrevista de Ágatha en el DELUXE ha sabido a poco, pero el culebrón continúa. No se descarta que en breve veamos a Pedro Jota cantando «ay, Mari Cruz, Mari Cruz, maravilla de mujer«, en algún paraje donde no venga a cuento cantar por copla… el Orinoco ya está descartado.