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Otro Podemos era necesario, otro Podemos es posible

Redacción




Jaume Asens, en primer plano, en la foto de familia podemita. /Foto: infolibre.es.

Enrique de Diego.

Podemos es un partido amortizado. Es difícil percibir alguna posible vicisitud que evite la tendencia imparable hacia su extinción. Pedro Sánchez, que ha olfateado la sangre de la víctima, ya está reclamando la concentración de la izquierda en el PSOE, situando a Podemos como una división que resta posibilidades de «ganar a la derecha».

Podemos ha cumplido a la perfección su misión que era apuntalar al PP y sostener a Mariano Rajoy en La Moncloa a pesar del desgate de la corrupción. Los resultados están a la vista. Pablo Iglesias se hizo el harakiri cuando no apoyó la investidura de Pedro Sánchez desalojando a Mariano Rajoy. Le perdió su inmensa vanidad y su cortedad de miras y sus ensoñaciones de liderar la izquierda española.

El 15 M no fue tan espontáneo. /Foto: vistapublica.org.

Y, sin embargo, otro Podemos era necesario. Cuando miles de españoles concurrieron en la Plaza del Sol y su eco se extendió por la geografía nacional, los mensajes básicos coincidían con una fuerte corriente de hastío que no era de izquierdas, ni de derechos, ni de centro, en los que confluían personas de un amplio espectro al margen de las etiquetas geométricas. La lucha contra la corrupción, por ejemplo, pero no como excusa retórica, sino como acción punitiva. O la confrontación contra los abusos de las megacorporaciones y los oligopolios del Ibex 35. También la lucha contra la globalización que pasaba por reforzar las fuerzas vitales patrióticos. Podemos ha traicionado todo ese caudal, ha sido un despilfarro de energía, sometiéndose a los dictados estúpidos de la corrección política globalizadora. Era necesario un Podemos republicano, pero no para pretender ir a la II República bis, que fue un desastre, sino para marchar hacia una III República ilusionante, que conjurara la pérdida de energías por el separatismo y pusiera coto a los desmanes de Bruselas y defendiera la identidad española.

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En una manipulación nauseabunda, un pequeño grupo de profesores de la peor facultad de España, la de Políticas de la Complutense, ha pervertido todo ese idealismo para hacer una reedición adolescente y absurda de Izquierda Unida. Más de lo mismo, mostrando un odio cerval a España, concepto y realidad en torno a la cual pueden unirse y regenerar la nación y sobrevivir las clases medias y populares. Podemos ha sido un fiasco y una estafa, con su colección de dogmas estúpidos de género y su sumisión a los separatistas a través de la infección de las confluencias. Podemos no ha querido regenerar España, sino destruirla. Error básico que va a pagar muy caro.

Por supuesto, hace falta un Podemos que se oponga a la irracionalidad de la inmigración invasiva, que suba los impuestos a bancos y grandes empresas, que elimine los privilegios de las eléctricas, que asegura las pensiones reduciendo el gasto público de la casta, que abra las escuelas al patriotismo, que es el sentimiento y la racionalidad que puede sacarnos adelante. Otro Podemos es posible. El actual no puede nada positivo. Es un partido tóxico.