Luis Bru.
Los Juzgados de Familia se han convertido en el feudo del feminismo radical lésbico, en los que el principio de igualdad de todos ante la Ley y la objetividad de la norma se pervierte en nombre de ideologías sectarias en las que, con total irracionalidad, se ataca al hombre por el mero hecho de serlo. La misma idea de Justicia ha desaparecido de esos Juzgados ideologizados en los que se trata de hacer daño en nombre de la ensoñación de un colectivo.
Natalene Suanzes, psicóloga del Juzgado de Familia 28 de Madrid, reconoce, en conversación grabada a la que ha tenido acceso Rambla Libre, que en dicho Juzgado no hay seguridad jurídica, ni garantías procesales, sino que los informes le son prácticamente dictados por la jueza, Emilia Marta Sánchez Alonso, pero dentro de un mismo orden moral o amoral o de una nueva moralidad que pasa por la destrucción de las personas, especialmente si son hombres.
La psicóloga que produjo «A tope«, una de las películas de aquel movimiento pseudocultural llamado la movida, tiene como preocupaciones profesionales, según su perfil en Linkedin, «como evitar la agresividad y los abusos sexuales saliendo del patrón víctima-verdugo, bueno-malo«. Es una relativista, instalada en la ceremonia de la confusión, sin anclajes ni valores morales objetivos. Otra de sus preocupaciones es «como enriquecer nuestra sexualidad para tener orgasmos 100%, globales en vez de parciales, saltando los límites digeridos en nuestra cultura«.
Según declaraciones a El Mundo, no paran ahí sus inquietudes: ha dedicado varios años a investigar el parto, porque está empeñada en saber por qué sigue doliendo nacer. «Los médicos no se han preocupado de saber por qué duele, sino de paliar sus síntomas. La medicina sigue en manos de los hombres y éstos nunca han parido«. Para ser persona que ha hecho la opción sexual de no tener hijos, ni con orgasmos globales, salvo por inseminación artificial, muestra una sorprendente propensión a hablar en nombre de todo el colectivo de mujeres, como la vestal que administra el dolor atávico del parto, como si los hombres, que siguen, según dice, controlando la medicina, fueran culpables del orden natural.
Es un odio incurable. Natalene Suanzes tiene ensoñaciones utópicas mecanicistas que ya describiera a comienzos del siglo pasado el escritor Aldous Huxley en Un mundo feliz. Le gustaría que el parto se suprimiera por la máquina. «Si tendemos a la reproducción artificial vamos a dejar de dar a luz nosotras y van a hacerlo ellos. Lo que está claro es que las mujeres hemos perdido el instinto. Somo las únicas hembras mamíferas que permiten que le quiten a su cría al nacer». Mientras tanto, Natalene, la mamífera, desde el orden animal ataca al hombre, siempre al dictado de Emilia Marta Sánchez Alonso.