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Julio Ariza devorando a sus hijos mediáticos

Redacción




Saturno devorando a su hijo, cuadro de Goya.

Enrique de Diego.

Por algunas conversaciones mantenidas con fuentes directas, Intereconomía ha degenerado, internamente, en una mezcla de frenopático, donde se da pábulo a las paranoias más abracadabrantes, y un campo de exterminio del talento mediático. Tras años de impagos, deudas acumuladas y vejaciones, la cobardía se ha instalado y con ella la hipocresía, pues estar dando lecciones de todo tipo estando sine die en concurso de acreedores es estrambótico.

Julio Ariza, en el Congreso de Vox. /Foto: YouTube.com.

En este hundimiento que nunca acaba, con el beneplácito del Juzgado de lo Mercantil, y el administrador concursal próximo a Caixa Bank, Julio Ariza va devorando hijos mediáticos, a los que pone en primer plano para luego retorcerles el cuello profesional y tirarles al cubo de la basura, con impagos millonarios.

Los impagos a los llamados comunicadores tienen un efecto perverso. La gente no se rebela sino que se aplana; no se muestra gallarda sino que se acobarda; se instala en el miedo; un miedo cerval a no cobrar nunca y menos que nunca si alguien osa contradecir a Julio Ariza, que como el Saturno de Goya los va devorando, metafórica y profesionalmente.

Alfonso Arteseros. /Foto: despiertainfo.com.

El último ha sido Eduardo García Serrano, el que, con mejores o peores formas, le cantó las cuarenta a Marina Geli, para luego desdecirse en una actuación que aún, en la lejanía del tiempo, da grima. Antes fue, quizás el primero, Alfonso Arteseros, que elevó Intereconomía TV a las mayores cotas de calidad, que convirtió su programa en España en la memoria en un éxito rotundo y de culto, que aún se busca. Tan de éxito y tan de culto que sus DVD se repartieron como promoción opcional con La Gaceta y se recaudaron con ellos más de 3 millones de euros, sin que Arteseros viera un euro, ni de los derechos de autor ni de la producción. Eso en mi pueblo clama al cielo. Arteseros ganó dos litigios en los tribunales por el que se le adeudan 200.000 euros. Ariza llegó a llorar en su hombro culpando de todo al desamor de Mariano Rajoy. Arteseros, que es un luchador, no se dejó pisar y se está reinventando, con su archivo salvado para el futuro.

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Javier Algarra. /Foto: prnoticias.com.

Otro caso es el de Javier Algarra, el mejor profesional que ha pasado por Intereconomía TV, con un curriculum impresionante y una laboriosidad encomiable. Algarra, que lo dio todo, que dejó huella, fue un día despedido y se mintió indicando que iba a preparar un programa de fin de semana; ya no dando caña, pero sí la caña. Todo mentira. Algarra no pudo despedirse de la audiencia. Una inmensa vejación.

Kiko Méndez-Monasterio. /Foto: martinparra.lagallaciencia.com.

Kiko Méndez Monasterio pasó a ser el hombre fuerte, culto y brillante, puntal de una nueva generación, consiguió hacer un buen digital de La Gaceta (mancheta que pertenece, por sentencia judicial, a Alfonso Arteseros). Un buen día llegó a un «acuerdo amistoso» por el que desapareció. Saturno Ariza lo devoró. Metafórica y profesionalmente.

Eduardo García Serrano. /Foto: elplural.com.

El último acuerdo amistoso ha sido el de Eduardo García Serrano. Todos se marchan hacia no se sabe dónde, sin despedirse, sin levantar la voz, sin la más mínima critica a Saturno, buscando fantasmas que justifiquen su desgracia y su cobardía. Puro síndrome de Estocolmo en el neoesclavismo experimentado en Intereconomía.