Miguel Sempere.
Mariano Rajoy engañó a Sánchez. Le hizo creer que establecían un pacto en el que, a cambio de apoyar la aplicación del artículo 155, se pondría en marcha una reforma constitucional a la medida de los separatistas para introducir en la Carta Magna la plurinacionalidad. Mariano Rajoy actuó bajo la tensión secesionista y con la obsesión de presentar un frente común con el PSOE, al que no necesitaba al tener mayoría absoluta en el Senado.
Tal y como adelantó Rambla Libre, el Gobierno va a distanciarse de Pedro Sánchez para dejarla solo con un mensaje que suena a rendición a los sediciosos. Ni tan siquiera el PP está dispuesto a una reforma de la Constitución, sino que, en el jarro de agua fría echado por el diputado José Antonio Bermúdez de Castro, quien, obviamente, habla por boca de Moncloa, «no venimos con la idea de reformar la Constitución». El PP «a lo que viene es a hablar de la modernización y evaluación del Estado autonómico. De ninguna manera venimos a ceder o a premiar a quienes han realizado el mayor desafío a la democracia y al Estado de Derecho en las últimas décadas».
El PSOE se queda sólo en sus peligrosos designios, pero, al tiempo, puede poner en marcha un acuerdo de izquierdas con los separatistas y la moción de censura. Tras el 21 D, la política española se va a calentar sobremanera.