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Matilde Solís hace alarde de valor y fuerza denunciando al psiquiatra Javier Criado

Redacción




Matilde Solís y el psiquiatra Javier Criado.

Yolanda Cabezuelo Arenas.

Denuncia Matilde Solís a través de Facebook abusos por parte del que fuera su psiquiatra, Javier Criado. Criado se enfrenta a otras denuncias cuya extrema gravedad tiene en jaque al Colegio de Médicos de Sevilla. Treinta años estuvo abierta la consulta en el número 15 de la plaza de la Alfalfa, escenario de los abusos que denuncian varias mujeres de la alta sociedad sevillana, que rozan lo inimaginable.

Todas callaban, sometidas por uno u otro medio al control del psiquiatra. «Si no llega a ser por Mati…»  Si no llega a ser por Mati continuaría el desfile de mujeres por una consulta que más parecía una cámara de los horrores.

Según la ex duquesa de Huéscar llevaba tratándola desde los 22 ó 23 años, por problemas que tenían su origen en la rigidez de la educación familiar, y el resultado de su confianza en el médico fue desastroso: ignoraba los problemas, no daba soluciones, y encima aprovechaba sus conocimientos para empeorar la situación, manipularla y abusar de ella.

Tres días antes del «accidente doméstico» que causara graves lesiones en pulmones y bazo a consecuencia de un disparo de escopeta, el psiquiatra la telefoneó para tocar «dos o tres puntos claves» destinados a causarle el desequilibrio. Matilde Solís estaba desesperada.

La hija de los marqueses de la Motilla ha sido siempre simpática entre las gentes de Sevilla, desde que se hiciera público su compromiso con Carlos Fitz-James Stuart, actual duque de Alba y entonces duque de Huéscar.

Boda con el primogénito de los Alba.

Resultaba una muchachita extremadamente tímida y discreta. Víctima de una época en la que la educación no admitía libertades, más dentro del cerrado círculo de la aristocracia, de la hermética alta sociedad sevillana, y del Opus, en uno de cuyos colegios cursaba Matilde sus estudios.

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Una joven que ansiaba vivir, encontrarse, respirar en medio de aquel ambiente opresivo, era la víctima perfecta para un hombre versado en tocar resortes psicológicos… Y legales, porque va escapando de rositas; de hecho están prescribiendo muchas de las denuncias presentadas en su contra.

Con infinito valor, Matilde Solís comunicaba en su cuenta de Facebook  la naturaleza de su agresión: «En la carta que escribí hace meses no especifiqué a que tipo de abusos me sometió Javier Criado. Así que lo digo ahora. Sufrí abusos sexuales. Aparte de todo lo demás».

Tiene una mención para sus compañeras de infortunio, las mujeres que han compartido con ella testimonios de la misma experiencia, en las que Matilde ha encontrado fuerza: «que se avergüence el psiquiatra. Yo no lo haré más». 

Vencer la injusta vergüenza que sufre la víctima es señal de que Matilde está superando el trance. Y señal de fuerza son las palabras con las que concluye su mensaje: «Y por último mandar a la porra a todos aquellos que juzgan y humillan sin saber ni entender».

Bien mandados quedan.