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Hundimiento: Cada día huyen de Cataluña 45 empresas

Redacción




Bimbo, una de las empresas huidas. /Foto: alacontraradio.blogspot.com.

Enrique de Diego.

Aunque se ha atemperado el flujo, cada día huyen de Cataluña 45 empresas. A ese ritmo, al año desaparecerán 16.740. Se trata de un éxodo masivo, ante la inseguridad jurídica y el caos social generado por el separatismo. Eso significa que la Cataluña industrial está siendo desmantelada, en el ámbito jurídico, y que Cataluña marcha hacia una sociedad tercermundista, cuyo empobrecimiento padecerán varias generaciones.

Las cerca de 2.000 empresas que han salido ya representan cerca del 40% del PIB catalán. Se trata de un auténtico cataclismo, de un tsunami económico de consecuencias devastadoras a corto, medio y largo plazo. En un año, habrán huido de Cataluña 20.000 empresas; las más importantes. Han salido las dos grandes instituciones financieras, La Caixa y Banco de Sabadell, fruto del esfuerzo de generaciones. Han trasladado sus sedes a Valencia y Alicante, respectivamente, para evitar su quiebra ante la salida masiva de fondos. El riesgo para ellas no ha desaparecido: su exposición es máxima pues el riesgo de sus préstamos en Cataluña es muy elevado: captan ahorro de toda España y lo reinvierten en Cataluña.

Sede en Barcelona de CaixaBank. /Foto: bolsamania.com.

El PIB catalán era de 223.629 millones de euros. Las 40 empresas más importantes que han huido representan 64.917 millones, el 30% del PIB. Es un dato escalofriante y aterrador que, sin embargo, no provoca ningún movimiento hacia la racionalidad por parte de los separatistas. El separatismo es, precisamente, la imposición del sentimiento sobre la racionalidad y sentimientos negativos como el odio marcado por el prejuicio.

Cataluña no volverá ser «rica y plena», sino misera

Cataluña no a volverá a ser «rica y plena«, como reza su nefasto himno de violencia. De las 260.000 empresas censadas en Cataluña, el 87% tiene menos de 9 trabajadores y hay que entender que muchas de ellas -autónomos y microprymes- dependen del medio ambiente económico, de las grandes empresas. Las empresas que han trasladado su sede social no han cambiado sus centros de producción, pero lo legal precede a lo real: la aseguradora Catalana de Occidente ya ha anunciado el traslado de 700 altos directivos.

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Esta gente «tan ufana y tan soberbia» va camino de la miseria. De hecho, las consecuencias negativas ya son inmediatas: en octubre, Cataluña lideró el paro en España con 14.698 desempleados, por encima de Andalucía con 12.971. Cataluña destruyó el doble de empleo que la media nacional. También cayó abrumadoramente la creación de empleos nuevos: 1.702, mientras el año anterior fueron 5.858.

Siendo una región exportadora, media Cataluña ha decidido transmitir la peor imagen de sí misma, en una estrategia comercial lesiva, que, por ejemplo, está teniendo la justa respuesta en los boicots. Peligra, por ejemplo, la campaña de Navidades del cava, con Codorníu de los Raventós en el ojo del huracán. Algunas empresas distribuidoras han hablado de caídas en los pedidos de productos catalanes del 40%. En lo que parece un suicidio colectivo, los payeses, que dependen enteramente de la exportación, adoptaron una posición agresiva el 1 O sacando sus tractores para entorpecer la labor de la Policía.

Y por si fuera poco, caída del turismo

El turismo, que se ha convertido en un sector clave, también está padeciendo las consecuencias de manera tremenda. En el Puente del Pilar, Cataluña fue la tercera en tener menos ocupación hotelera. En Barcelona, los hoteles tuvieron una ocupación del 56,9%, cuando el año anterior había sido del 85% y los destinos turísticos similares, como Valencia o Baleares, se situaron en el 90%.

El mercado invernal del Imserso, clave para la supervivencia de muchas empresas, se ha reducido en el 50%. Se han visto imágenes de desalojos de hoteles de guardias civiles y policías por ser españoles. Al exterior, se transmite, interesadamente, una imagen de conflicto. El paleto separatista de «Europa nos mira» o «el mundo nos mira», tiene la traducción turística de que, en efecto, se ha conseguido repercusión, pero lo que se ve no gusta. La gente hace turismo para estar tranquila, no para verse inmersa en un conflicto. De hecho, las reservas en los últimos meses de este año han descendido el 20%. Son porcentajes que para no pocos empresas representan la quiebra. En cuanto a expectativas, para 2018, las reservas están paralizadas.

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Todo este panorama desolador será poco tenido en cuenta y no entrará demasiado en los discursos de una campaña contra el 21 D polarizada en torno a la independencia. Los separatistas están consiguiendo hundir literalmente a Cataluña. Le han dado un «bon colp de faç«.