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Caso Emilio Botín: En la estela de los Marqueses de Urquijo…

Redacción




Ana Patricia Botín, con su padre. /Foto: elconfidencial.com.
Yolanda Cabezuelo Arenas.
Solo o en compañía de otros. Fue el término jurídico que acompañó la sentencia que consideraba a Rafael Escobedo autor material del asesinato de sus ex-suegros, los marqueses de Urquijo, crimen destacado en la crónica negra de España, y que permanece grabado a fuego en la memoria colectiva.
Rafi Escobedo, con Marcos García Montes.
Acude el caso Urquijo a la memoria propia por el recientísimo escándalo destapado por una querella presentada ante el juzgado de instrucción número 1 de Madrid, por Carlos Javier Sánchez-Seco Vivar, en nombre y representación de un cliente con interés de permanecer en el anonimato, y que afirma que la muerte de don Emilio Botín, presidente del grupo Santander, fue un asesinato. Las circunstancias expuestas en esta querella coinciden en muchos puntos con las que se dieron en el crimen de los marqueses de Urquijo: hijos sospechosos, yerno conflictivo, e importantes intereses económicos.
Afirma el querellante que don Emilio Botín falleció en su despacho de Boadilla del Monte entre las 21 y las 21:30 horas del 9 de septiembre; siendo el cadáver trasladado a toda prisa al que se suponía domicilio familiar en Somosaguas; y que el comunicado oficial situaba en dicho domicilio el fallecimiento a las 8:30 de la mañana.
Afirma también que la hija del finado, Ana Patricia Botín, llegó a Somosaguas procedente de Londres en vuelo privado, para asistir a una reunión con los responsables de seguridad del Santander: Carlos Martínez, Carlos Rubio y José Manuel García Entrena; reunión que habría tenido el mal gusto de celebrarse en la sala contigua a la que albergaba los restos mortales de don Emilio, y de la que salía Ana Patricia investida con el cargo que ocupara su padre.
El querellante sitúa en dicha reunión a un presunto narcotraficante llamado Jesús Samper Gaviria, relacionado sentimentalmente con la hija y heredera de Botín, no aprobando el fallecido ni la relación ni al pretendiente. Este tercero en discordia sería el autor material del asesinato, y habría avisado a Ana Patricia para que se trasladase urgentemente a Madrid una vez consumado.
Fueron los posibles intereses personales, y no los económicos, los que cautivaron la imaginación de los españoles con el escándalo Urquijo; y tampoco éstos dejan de contemplarse en el escándalo Botín: un matrimonio de pantalla entre el banquero y Paloma O’ Shea que habría podido terminar en divorcio por la relación de éste con la directora de marketing corporativo del Santander, María Sánchez del Corral, con quien deseaba casarse; un despido inmediato de la tercera en discordia, y la conspiración de silencio entre la familia para ocultar los hechos…
Si la querella prospera, y tiene base, vendrá a formar parte de los anales de la memoria negra; sobre todo porque la familia reúne el necesario poder para intentar sustraerse a la responsabilidad de los hechos de ser ciertos, y caso de resultar infundados para que las cosas terminen como terminaron en el caso de los marqueses de Urquijo. De momento comparten escenario (Somosaguas); circunstancia de hallarse en Londres mientras se perpetraba el asesinato (Juan de la Sierra y Ana Patricia Botín); e incluso yerno díscolo e indeseado.
http://ramblalibre.com/2017/11/03/apuntan-a-ana-patricia-botin-y-su-amante-como-presuntos-asesinos-del-magnate-emilio-botin/