Enrique de Diego.
Podemos es hoy un partido muerto, surcado de conflictos internos, adocenado, con los llamados Círculos desactivados. Es un fantasma, que se hundirá en el conjunto de España, pero que mantiene su capacidad destructiva en Cataluña, en lo que es el objetivo de Pablo Iglesias y su misión, para la que le han pagado, le pagan y le han dado cancha y proyección las élites mundialistas: para destruir España.
Podemos es una farsa indigna e indignante, un error nacional, del que participé, en el que se han dilapidado buena parte de las energías vitales regeneracionistas de los españoles; es la mayor escoria que se ha puesto en marcha para servir a los poderes y a todas las fuerzas del mal, desde George Soros a la burguesía separatista, pasando por el proetarra trotskysta y multimillonario Jaume Roures.
Ese engendro pseudointelectual madurista de Juan Carlos Monedero, ese Gramsci de corta y pega, anda pidiendo que se vuelva a los orígenes, a la caverna platónica del 15 M, de forma que Podemos vuelva a indignarse. Podemos no se va a indignar nunca más, pero los demás estamos y vamos a estar cada vez más indignados con esa escoria de Podemos.
Desde luego, a Podemos le va a resultar muy difícil explicar en Andalucía o Extremadura, por decir dos ejemplos, explicar su condición de fuerza cipaya del supremacismo catalanista, que es completamente racista contra andaluces y extremeños. Le va a resultar muy difícil explicar que sea la fuerza cipaya de las quimeras invasoras de Valencia e Islas Baleares. Y le va a resultar muy difícil explicar en Madrid y en el último rincón de España su obsesión por destruir a la nación.
Las ansias regeneracionistas de la población española han sido manipuladas por un grupito de profesores de la Facultad de Políticas de la Universidad Complutense, un auténtico antro de podredumbre e indigencia mental. Un grupito de profesores que lo único en que destacan es en su capacidad de manipulación, en su totalitarismo mostrenco y en odio a España. Un ejemplo de manipulación extremo del bocachanclas de Pablo Iglesias: «si dicen que España es uninacional no son españoles, son monárquicos». España es uninacional, como cualquier nación, y más que ninguna, pues es la más antigua. Soy republicano, pedazo de imbécil, tirillas de medio pelo, y España es uninacional.
Erradicar esa escoria inmunda de Podemos
Plantea el tosco, cuyo estilo garrulo es insufrible, de Juan Carlos Monedero que hay que buscar que los separatistas catalanes «puedan sentirse nación dentro de España«. Alerta, patriotas. Esa es la trampa a la que hay que oponerse y erradicar esta escoria inmunda de Podemos. No pueden sentirse nación, porque Cataluña no lo es, ni lo será nunca.
Así que Pablo Iglesias propugna, a sueldo de George Soros y Jaume Roures, que está a sueldo de Soros, una «triple pregunta: sí a la independencia, no a la independencia y la puesta por un país de naciones en el marco de la fraternidad, que sería la palanca de un contrato social». Un «país de naciones» es la cuadratura del círculo, una contradicción en los términos, pero a esta termita infame la lógica le da lo mismo.
Lo que vemos en Cataluña en Podemos son carreras a ver quien es más separatista, más cipayo, más servil y más alucinado. Ada Colau, que ha dado más bandazos que una peonza; Pablo Iglesias, con su «visca Catalunya libre y soberana»; e incluso Albano Dante Fanchini, al que van a laminar con celo estalinista, que es uno de esos estomagantes hispanoargentinos, como Pisarello y Echenique y alguna monja histriónica, que en vez de agradecer a España su acogida se dedican a trasladar a la nación su manojo de complejos.
Tengo que ver a Pablo Iglesias convertido en un juguete roto, cuando coseche el desprecio general de la nación, porque antes que monárquicos o republicanos, somos españoles, algo que en su cortedad mental es incapaz de comprender este tigre de papel mojado.
Sí, estamos indignados, Monedero, y mucho…con Podemos.