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Escándalo: Todo sobre el pacto oscuro de Mariano Rajoy con la burguesía separatista

Redacción




Juan Rosell, Mariano Rajoy e Isidro Fainé. /Foto: lavanguardia.com.

Enrique de Diego.

El régimen del 78 funciona mediante pactos oscuros que permiten su supervivencia. El pacto de Mariano Rajoy no ha sido, obviamente, con Carles Puigdemont, que es un personaje menor, un secundario, en esta farsa sediciosa. Ni ha actuado de mediador el mediocre presidente autonómico vasco, Iñigo Urkullu, a la búsqueda de sus diez minutos de gloria. El pacto de Mariano Rajoy, cuya baza fundamental es la inmediata convocatoria de elecciones, de modo que la intervención del artículo 155 es cosmética, casi retórica, ha sido con la burguesía separatista; mejor dicho, con el puñado de multimillonarios que han jugado, y se han lucrado espléndidamente, la carta del separatismo y son los mayores culpables de haber llevado a la sociedad al abismo.

El régimen sólo funciona mediante intereses

Este sistema no funciona mediante principios políticos, ni mucho menos morales, ni por convicciones, sino directa y exclusivamente mediante intereses. La política española es business y nada más y nada menos. Han sido las grandes fortunas separatistas hasta ayer las primeras que han sacado su dinero de Cataluña. Porque en Cataluña no quedan, desde hace mucho tiempo, segadores para un «bon colp de falç«; sino que mandan unas pocas grandes fortunas –Javier Ferrero, los Raventós de Codorníu, Josep Pujadas de Casa Tarradellas, los Vallvé (María Ángeles Vallvé Ribera-Joan Hortalá), Jaume Roures, la familia de Planeta, la familia de Gallina Blanca, Isidro Fainé de CaixaBang, Josep Oliu de Banco de Sabadell- que, tras poner a buen recaudo su dinero, tras décadas de gozo y placer recibiendo los parabienes de la sociedad bien pensante separatista y pegando suculentos bocados al Presupuesto, se han encontrado en medio de un tsunami económico, porque, como ha dicho Andreu Mas-Colell, el falso profeta de que no pasaría nada, «nos hemos encontrado con boicots que no nos esperábamos«. Lo único eficaz y con futuro.

Esos boicots son la respuesta emocional y racional de un patriotismo español con el que nadie contaba (y al que algunos tratan de manipular, al servicio del sistema, aunque eso lo trataré mañana). A Mariano Rajoy, quintaesencia de la casta dominante, España le importa una higa. ¿Es preciso reiterar más veces que las que él ha repetido que «hemos llegado donde queríamos»? ¡Pero si les dio 72.000 millones de euros a la Generalitat del FLA para que no quebrara! ¡Pero si abrió la chequera con la generosidad de quien juega con el dinero de todos! ¡Pero si su ministro de Economía se fue a TV3 a ofrecer «más dinero y más autogobierno»! Y Carles Puigdemont, en su cortedad o en su excéntrico idealismo, no entendió que en el negocio que es la política en España todo se resuelve con dinero, que el Presupuesto es de chicle y Cristóbal Montoro siempre puede dar más vueltas a la bota malaya del esquilmado contribuyente y acelerar la demolición de las clases medias españolas.

Josep Lluís Trapero, en su segunda comparecencia ante la Audiencia Nacional.

A Trapero se le va a salvar y los mossos ya son de Rajoy que para eso cobran y mucho

El pacto no se ha fraguado en horas veinticuatro, en la esceneografía de una declaración de independencia de comedia bufa, de opereta; es anterior. En su segunda comparecencia en la Audiencia Nacional, Josep Lluís Trapero acudió de civil, sin los atuendos de major;  no quiso cruzar palabra con los Jordis, dos chivos expiatorios, que si bien se lo tienen merecido -la sedición es clara y contumaz-, mucho más, Trapero. Pero a Trapero se le va a salvar. Trapero se va a ir de rositas, que el Estado de Derecho es dócil. Y se le va a salvar porque la pieza clave del pacto son los mossos, que son los únicos que tienen armas en Cataluña, porque una sedición o es violenta o es una pantomima. Trapero ha comprendido que ser un héroe tras los barrotes termina siendo desagradable, así que está cumpliendo el papel que se la ha marcado, saliendo de la escena pidiendo «lealtad y comprensión» a su sucesor. Ferrán López, comisario superior de Coordinación Territorial, proviene de la Guardia Civil. Es de confianza.

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Los mossos no los paga la Generalitat, sino el Estado, todos los contribuyentes, y el Estado los paga con mucha generosidad. Cada mosso cuesta 44.710 euros. La Policía mejor pagada. Los guardias civiles, que se hacinan en los ferrys para defender España, cobran 15.552 euros menos al año que un mosso. El pacto oscuro incluye que los mossos, tan paralizados y sediciosos el 1 de Octubre, van a ser de una lealtad lacaya de ahora en adelante. Todos y cada uno han tenido que certificar su lealtad a la Constitución y a la legalidad; a Mariano Rajoy, básicamente, y al orondo Zoido. Y van a ser inmisericordes. El primero en entender la lógica interna del pacto oscuro ha sido, precisamente, el director general político de los mossos, Pere Soler, duro entre los duros, que ha presentado una oportuna dimisión. Una rata que abandona el barco.

La primera medida adoptada no admite mucha interpretación: los mossos han retirado las escoltas a los consellers cesados. Se la mantienen a Carles Puigdemont, al que conviene tener controlado. Y si mañana hay que detenerlos, no les va a temblar el pulso.

La CUP, el objetivo a batir

El pacto oscuro entre Mariano Rajoy y la burquesía separatista, ahora ya ex, que el negocio es el negocio, y estos nunca pierden, contemplaba la posibilidad de que la CUP montara alguna algarada, aportara al brebaje algo de violencia, siempre mediáticamente vistosa y rentable, porque eso permitiría convertir a la CUP, con la que quieren acabar, porque no la controlan, en el chivo expiatorio y, al tiempo, hubiera permitido legitimar a los nous mossos, ensañándose con los radicales y mostrándose como la policía de todos, también de los españolistas (unionistas, que dicen en el Principado).

Anna Gabriel. /Foto: lavanguardia.com.

Hay que acabar con la CUP. Es la forma también de lavar las culpas de un empresariado que ha jugado al separatismo y a la depredación del Presupuesto. Unas elecciones precipitadas pueden hacer que la CUP se muestre irredenta y no acuda; eso de la paella popular de la inefable Anna Gabriel. Porque los del 3%, tanto empresarios como los políticos del PdeCat, están en la pomada, en el pacto oscuro. El Estado ha demostrado una generosidad sin límites manteniendo en la calle a Jordi Pujol y Marta Ferrusola. Bien puede amnistiar. Y lavar las culpas. Esta es la hora de los moderados, de Santi Vila, de Neus Manté, de Marta Pascual. ¡Qué están bajando los pedidos! ¡Qué descienden las reservas hoteleras! ¡Qué 1.700 empresas, la de los empresarios exquisitamente separatistas las primeras, han cambiado de sede social! ¡Qué peligran las grandes fortunas, con caídas en Bolsa y en el supermercado, porque la gente, va de suyo, importa una higa y un pimiento, y muchos van a ir al paro, pero ellos no van a perder, nunca pierden!

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Mariano Rajoy, el astuto, héroe para la burguesía separatista

Mariano Rajoy ahora es su héroe. Está siendo aclamado incluso con más fervor con el que en 1939 fue recibido en Plaza Cataluña el general Yagüe. Hay que restregarse bien los ojos: «Por ello aplaudimos la decisión del presidente Rajoy«. ¡Editorial de La Vanguardia, del conde Godó, que ha estado alentando y alimentando el separatismo durante décadas a 800.000 euros de subvención cada seis meses! Y que el 1 O se rasgó las vestiduras ante la «brutalidad policial«. Y en la crónica política de hoy de El Periódico, firmada por José Rico: «La astuta carambola de Mariano Rajoy con una convocatoria de elecciones autonómicas sin solución de continuidad ha provocado un auténtico shock multiorgánico en las filas secesionistas«. Hay que restregarse de nuevos los ojos: «filas secesionistas«, «astuta carambola de Mariano Rajoy«. ¡El aparato de propaganda separatista lleno de entusiasmo por Rajoy! Aplausos. Aplausos. Y más aplausos, que está en juego el negocio.

Rebelión en el Parlament. /Foto: lvanguardia.com.

Y Carles Puigdemont, ¿qué papel juega en esta farsa? Este mediocre patético, este débil de carácter, tras una vida subvencionada, quería pasar a la historia. Lo ha hecho de una manera estrambótica. Ya está amortizado. El quinto de la lista, puesto a dedo por Artur Mas, que le va marcando los tiempos, o se pliega definitivamente, aunque está sirviendo bien al libreto de la farsa, o terminará en la cárcel, que el lunes se presenta la querella de la sedición controlada en el Tribunal Supremo.

¿Puede salir mal la jugada? Puede. Por ejemplo, con un tripartido de Esquerra Republicana, CUP y Comunes, pero los mossos ya son de Mariano Rajoy y de la burguesía multimillonaria que antes asistía a la Diada, como uno más, y ahora aplaude a Mariano. ¡Qué bueno es Mariano que nos mantendrá en el Presupuesto! ¡Qué astuto que nos ha librado del separatismo que tanto amamos y tanto financiamos! Las aguas nunca más se saldrán de sus cauces. Las armas están ya a buen recaudo y en primer tiempo de saludo. La jugada no deja de tener algo de deslumbrante y de ese aristocrático cinismo lampedusiano. Aunque implique dejar al patriotismo burlado.

El aventurerismo va a tener alguno efectos colaterales irrelevantes. Algunos miles o decenas de miles de catalanes irán al paro. Las cuentas nacionales sufrirán mengua y quebranto, pero los vidrios rotos los pagará a escote el contribuyente español y se emitirá más deuda. Los dineros que hayan perdido en esta jugada alocada los multimillonarios exseparatistas catalanes les tendrán que ser reeembolsados, con cargo al contribuyente español, a las sufridas clases medias.

Las gentes de uno y otro lado, quienes han mostrado sus emociones, son los coros de la tragedia que nunca será, porque, para bien y para mal, el régimen del 78 sólo sabe de farsas.

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