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Un Gobierno débil, una clase política indigna

Redacción




Pedro Sánchez y Mariano Rajoy/Foto: elperiodico.com.

Editorial.

Con profunda vergüenza y creciente indignación, el pueblo español asiste a un aquelarre secesionista que nunca debió haberse producido si el Gobierno y el Estado de Derecho hubieran funcionado, que no lo han hecho. Un Gobierno débil, con un partido carcomido por la corrupción, y una clase política indigna, con un PSOE con un liderazgo estúpido, no están dando la respuesta necesaria al reto. El artículo 155 aplicado es una indignidad sin paliativos, transmite flojera y debilidad.

Mariano Rajoy y Albert Rivera. /Foto: lavanguardia.com.

 

Ni tan siquiera se intervienen TV3 y Cataluña Radio, desde cuyos micrófonos se alentó a chivarse de los movimientos policiales. Pero, sobre todo, se trata de una intervención superficial, casi banal, en la que, de inmediato, se entra en un proceso electoral precipitado. Se trata de paños calientes con apariencia de fortaleza, puestos, encima, con una enervante mala conciencia. Es previsible que esta forma timorata, pacata, endeble de actuar sólo sirva para pudrir más el problema y para enconarlo más, produciendo males mayores en el futuro.

Mònica Terribas. /Foto: ecoteuve.eleconomista.es

El pueblo español está siendo burlado, ninguneado y cabe confiar en que el patriotismo despierto, resurgido adopte posiciones de mayor fortaleza que sus dirigentes, debilitados por la corrupción y los pactos oscuros.

Nunca habíamos sentido tanta vergüenza ante el Gobierno y la clase política.