Miguel Bernad. Secretario General de Manos Limpias.
El artículo 56 de la Constitución dice que:: “El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de la unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las Instituciones…”.
Las únicas intervenciones del Rey de España han sido dos declaraciones, donde ha defendido el “estado de derecho”, y condenado duramente al Gobierno autonómico de Cataluña, por su reto secesionista.
A mi modo de entender, el texto constitucional deja perfectamente claro y meridiano, que esas declaraciones del Jefe del Estado no encajan en el arbitraje y la moderación.
Para ser árbitro y moderador, debería haber llamado a La Zarzuela primero a Arturo Mas, y posteriormente a Carlos Puigdemont, hablando con ellos, y ejerciendo así su papel institucional y constitucional, actuando de transmisor de sus peticiones o aspiraciones al legítimo Gobierno de España, etc.
Cuestión distinta serían los resultados conseguidos u obtenidos, y si hubiera conseguido, o no, parar el proceso secesionista, pero por lo menos hubiera realizado el trabajo por el que le pagamos todos los españoles.
Con todos los respetos a la Institución de la Jefatura del Estado, Su Majestad el Rey don Felipe VI a mi modesto entender no ha cumplido con el mandato constitucional de actuar como árbitro y moderador.
El conflicto se ha dirimido entre constitucionalistas y separatistas, pero sin la intervención regia en el cumplimiento de su mandato constitucional de arbitrar y moderar.
Ergo…