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Xavier Rius: «En TV3 de 2.500, sobran 1.500»

Redacción




Sede de TV3. /Foto: ecoteuve.eleconomista.es.

Redacción.

Reproducimos por su interés, íntegro el artículo publicado por Xavier Rius, en e-noticies.cat, digital del que es director, y que es la referencia en Cataluña del periodismo independiente. Toda una inmersión  en el periodismo catalán y sus relaciones con el poder, merecedor del Pulitzer:

Los medios de comunicación públicos de la Generalitat andan escandalizados con el 155. A los profesionales de TV3, Catalunya Ràdio y la Agencia Catalana de Notícies (ACN) se les han puesto los pelos de punta de golpe.

Los trabajadores de la cadena se han apresurado a denunciar el “control estatal”, a apelar a la libertad de expresión y a proclamar que todo ello es “intolerable”. Casi me da un ataque de risa.

¿Y contra el control que la Generalitat ha ejercido hasta ahora no dicen nada? Porque no me negarán que llevan cinco años taladrando con el proceso y se han callado como putas. Dicho con todo el respeto para las señoras.

En Catalunya Ràdio han ido todavía más lejos. Han advertido que, en caso de cambiarles el director, “no tendremos más remedio que no reconocer su autoridad”. También han asegurado que la información que difunden es «veraz, objetiva y equilibrada”.

Por supuesto, el director, Saül Gordillo, se ha apresurado a escribir en twitter que la radio que dirige es sinónimo de “rigor, pluralidad y servicio pofesional”.  Como era un periodista de confianza le encargaron hace un par de años un libro entrevista entre Oriol Junqueras y el radiofonista Justo Molinero.

En una respuesta, el propio Junqueras decía que lo que había que hacer era “desgubernamentalizar” los medios públicos. Claro que entonces estaban en la oposición. Aunque era una oposición light. Lo primero que hizo tras llegar al gobierno fue poner al autor del mencionado libro de director de Catalunya Ràdio.

Para que vean el perfil del personaje el otro día, cuando Puigdemont proclamó la independencia durante ocho segundos, le perseguí por los pasillos del Parlament para saber si ahora cambiaría la línea editorial e informativa de la emisora después del cirio que han montado. Salió huyendo.

Por su parte, los empleados de Catalunya Ràdio han tenido la desfachatez de recurrir al CAC. El organismo que exculpó a Terribas con lo de los coches de la Guardia Civil y que acaba de decir que TV3, en comparación con TVE, sí que es plural.

Lo que habría que hacer con el CAC es cerrarlo ya. Está presidido por Roger Loppacher, que había sido presidente en funciones de la CCMA. O sea que imaginen el percal.

Como era próximo a David Madí; el entonces consejero de Presidencia, Francesc Homs, prefirió poner a Brauli Duart de presidente de la Corpo, que era de su cuerda. A Loppacher lo recolocaron en el CAC.

Menos dolores de cabeza. Desde ahí impone las decisiones gracias a su voto de calidad porque, si hay fractura social, es en este organismo. Aquí sí que andan todos a gorrazos.

Quizá añadir, por lo que respecta a Catalunya Ràdio, que el presentador del informativo noche, Kílian Sebrià, ha colgado un vídeo de dos minutos -en el que también sale su colega Martí Farrero- en el que advierte sobre futuras censuras. Bueno, no se atreve -como Puigdemont con la independencia- y habla de “afonías sobrevenidas”.

Deben ser remordimentos de conciencia. Antes de redactar este artículo he estado ojeando el perfil oficial del programa y hasta tienen una tertuliana que decía que el 155 “me hace pensar en un golpe de Estado”.

¿Y las tertulias? Un modelo de pluralidad. El pasado viernes pasado tenían, además de la citada, a una periodista d’El Punt-Avui, otro de Convergència de toda la vida y un miembro de la Sindicatura Electoral. De esos que salió huyendo a la primera multa del TC.

Ningún pérfido unionista, claro. Es que ni de cuota. Es la gran trampa de los medios de comunciación de la Generalitat. En efecto: la sociedad está dividida por la mitad.

De hecho hay más gente en contra de la independencia que a favor. Pero ellos se empeñan en invitar uno de cada tres. De cada cuatro contando el presentador. Así dan imagen de mayoría. ¿El resto no son catalanes? ¿No pagan sus impuestos?

Quizá la mejor perla del progama de las últimas semanas ha sido la manera que destacaron la conferencia de Junqueras en la Cambra de Barcelona. Aquella en la que dijo que se habían ido muchas empresas pero que no pasa nada: todavía quedan 260.000. Y se quedó tan ancho.

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En la radio pública prefirieron titular: «Junqueras dice, ante Aguas de Barcelona, que no están nada satisfechos de que algunas empresas cambien de sede social». Me recuerda a aquellos titulares del franquismo: «Reunión de la excelentísima Diputación de Barcelona».

El día antes el vicepresidente ya había ido a TV3 para decir que la culpa del éxodo empresarial había sido de los porrazos de la Policía mientras el presentador del programa, Xavier Graset, casi hacía genuflexiones.

Junqueras, por cierto, no ha comparecido ni en el Parlament porque está cerrado a cal y canto. Tampoco se ha atrevido a dar una rueda de prensa. Al contario: llama a los medios de comunicación públicos y hace unas declaraciones en Palau. Sin preguntas, claro. Luego criticaban la pantalla de plasma de Rajoy.ojunoktv3.jpg

Yo ya la dediqué recientemente un artículo al vicepresidente -creo que fuí el primero en darle- pero este lunes hasta un columnista del Ara -el diario de cabecera de Esquerra- se preguntaba si nos toma por imbéciles. La prensa está saliendo de su letargo.

Luego está el ilustre Colegio de Periodistas. Confieso que ya me di de baja hace años de tan benemérita institución. Ha hecho un comunicado en el que dice que la intervención sería “un ataque directo sin precedentes a la democracia y la libertad de expresión”.

¿Saben que la entidad ha permanecido en silencio durante todos estos años? Ni una simple nota de prensas para denunciar que quizá se están pasando un poco con TV3. ¿Quién es la degana? Neus Bonet. ¿A ver si adivinan dónde trabaja? En Catalunya Ràdio.

Presenta el informativo del mediodía. En la junta está también el pesentador de TN mediodía, Carles Prats, pero éste al menos encaja las críticas. No como Toni Cruanyes, que se cree Walter Cronkite.

De su perfil en twitter me ha llamado la atención dos tuits. Uno en el que comparaba la Policía actual con la del franquismo. Y otro que en el que consideraba a los dos Jordis como “presos políticos”, que también es la tesis oficial del Govern.

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A mi el encarcelamiento de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart me parece una aberración. Peor que un abuso judicial: un error político. Pero, técnicamente, un preso político es cuando el Gobierno te mete en la cárcel, que es lo que pasa en las dictaduras. No cuando lo decide un juez.

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Y, por cierto, la juez Carmen Lamela, para nada próxima al PP, ya es la que metió a Sandro Rosell en prisión. Lleva desde el pasado mes de mayo. El expresidente del Barça sigue ahí a pesar de su posición económica, tener mujer e hijos y domicilio conocido. Da la sensación de que lo de los líderes de la ANC y Òmnium va para largo. Ojalá me equivoque.

Los del Colegio de Periodistas, mira por dónde, tampoco fueron capaces de salir en defensa de Enric Hernández y Luis Mauri, los colegas de El Periódico, cuando el mayor Trapero los puso en el disparadero en una rueda de prensa tras los atentados de las Ramblas. Claro que entonces estaba en la cresta de la ola. No cómo ahora.

Yo, eso, tampoco lo había visto nunca. Es que ni con Corcuera. Aquel ministro del Interior que pasó a la historia por la patada en la puerta. Y que conste que con Enric Hernández no me hablo. Pese a que lo conocí hace treinta años cuando era un simple redactor del Avui en Madrid. Felizmente me tiene hasta bloqueado en twitter.

La CCMA, por su parte, también se ha apresurado a difundir una nota oficial en la que asegura que “son garantía de una información veraz, objetiva y plural”. Son los mismos que nombraron a Vicent Sanchis de director. El único director reprobado por el Parlament en toda la historia de TV3. Sigue en su puesto.

Sanchis era el tertuliano de referencia de Convergència. Los otros dos eran Francesc-Marc Álvaro y Toni Aira. Yo había llegado a ver Sanchis y a Álvaro sentados en la misma mesa del mismo programa el mismo día. Convergència, en efecto, metía sus tertulianos de dos en dos. Debe ser eso la pluralidad.

Mientras que Aira ha pasado de ser tertuliano –independiente, por supuesto- a director de comunicación del PDECAT. No les va a salvar del naufragio. La comunicación no hace milagros. Pero ahora entiendo que estuviese en todos lados. ¡Colaboraba con 25 medios!. Lo juro: los he contado en su web.

En fin, la actual presidenta en funciones de la CCMA, Núria Llorach, es aquella que cuando fue elegida consejera admitió que llevaba 25 años militando en Convergència. Como eso fue en el 2008, ahora debe llevar 34. Supongo que es de las que se ha pasado al PDECAT porque se juega los garbanzos.

Al fin y al cabo, el sueldo anual supera los 100.000 euros. Mucho para una licenciada en filosofía. Debe ser la filósofa mejor pagada de España. Toda su vida laboral ha transcurrido en la administración pública. Según su currículum oficial no tiene experiencia más allá de la política. ¿Qué hará cuando la echen? ¿Cómo no va a poner la Corpo al servicio del Govern con este expediente?

Es curioso, en todo caso, como en el supuesto ataque a la libertad de expresión a la Corpo sólo han salido en defensa de la CCMA los medios afines: El Punt-Avui, el Ara y Rac1, la emisora del conde de Godó, grande de España. Aún recuerdo cuando La Vanguardia dio la noticia.

De todos los grupos periodísticos que pululan -o pululaban. por Catalunya sólo el grupo Barnils ha dejado oir su voz. ¿Quiénes son? Los periodistas soberanistas. Aquellos que consideran que el país es antes que el periodismo.

De hecho su presidente, David Bassa, pasó directamente de presidir este grupo -y de trabajar con Terribas en Catalunya Ràdio- a jefe de informativos de TV3.

El colega de El Mundo, Rodrigo Terrasa, lo entrevistó el otro día y Bassa contestaba sin ningún rubor que “nos parecemos más a la CNN o a la BBC que las televisiones españolas. Lo que sí me preocupa es la deriva del periodismo español”.

– ¿Usted cree que no existe ningún sesgo en TV3 a favor de la independencia de Cataluña? -insistía el entrevistador-

– A favor de la independencia no hay ningún sesgo en TV3. En absoluto. Seguro.

– ¿Y lo hubo a favor del referéndum?

– Bueno. El referéndum obedece a una ley del Parlamento de Cataluña y los medios públicos catalanes somos medios surgidos del Parlamento de Cataluña. Nosotros no escondemos nada pero tampoco usamos el lenguaje que usan los medios españoles. No dijimos que el referéndum era ilegal porque no lo era. Sólo estaba suspendido. Tampoco dijimos que fuera legal.

Por supuesto, también ha dicho en twitter que “seguimos y seguiremos trabajando con indpendencia periodística, compromiso y rigor profesional”. Sentido del humor no le falta.

Por cierto, su sustituto al frente del grupo Barnils, Ferran Casas, no hay día que no salga tampoco en una tertulia de la cadena. Se lo comenté el otro día en persona: no me quejo de que salga. Me quejo de que no salgan otros. Yo lo he visto hasta comentando la victoria de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE.

Que conste que, con todas explicaciones, no intentó hacer méritos. Como soberanista confeso no iría nunca a TV3 por la vía del 155. Es que ni a las tertulias.

Lo lamento por mi reducido club de fans. Lo primero que haría sería, a parte de echar a todas las estrellas de la cadena, retransmitir una corrida de toros, reponer Verano Azul y encargar una nueva etapa de Plats Bruts.

Ya me perdonarán pero alguna cosa debemos hacer bien en e-notícies cuando no nos invitan ni los unos ni los otros. A mí el veto en la Corpo no me lo ha levantado ni mi amigo -o examigo, tanto me da cómo han dejado el país- Brauli Duart. Y eso que un día me confesó que nos lee desde al año 2000 o 2001.

Hemos comido un par de veces. No se crean, de menú. La segunda pagué yo. Dejaremos para otro artículo el día que me filtraron los contratos que dio TV3 a los accionistas del Ara para poner en marcha el periódico. Da mucho juego. Sólo se equivocaron con Xavier Bosch: ya no era accionista de una de las productoras.

Porque en mi vida he pisado tampoco nunca una tertulia de TVE. Aquí dan cancha a lounionistas: Joaquín Coll, Toni Bolaño, Nacho Martín Blanco, Joan López Alegre. Aunque, por lo que me dicen, las fuerzas están más igualadas. Y el presentador parece que también es más neutral.

El mérito no es mío sino del editor, Eloi Martín, que es el que hace los números. Sin independencia económica no hay independencia periodística. Y de la redacción, que me aguanta. Sobre todo las broncas porque soy de natural arisco y volcánico.

Pero por la misma regla de que yo no voy a TV3 o a Catalunya Ràdio pediría a todas las estrellas que nos han llevado a este callejón sin salida-incluidos los presentadores del Telenotícies– que dimitan para no continuar cobrando a partir de ahora del Estado opresor.

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¿Ya no recordamos a Terribas llamando a salir a la calle contra “la represión judicial, policial y política”? ¿A Empar Moliner quemando Constituciones? ¿A Silvia Coppulo llamando a la resistencia antes del juicio del 9N? Creo que la maniobra ni siquiera le valió la renovación.

Quizá lo único que me tentaría de TV3 sería la jefatura de personal. Tampoco es el caso porque yo, de lo que entiendo, es de hacer titulares, no de recursos humanos. Y de plantear preguntas con mala leche.

Pero siempre he dicho que, con 2.500 trabajadores entre TV3 y Catalunya Radio, sobran como mínimo 1.500. Y me quedo corto. Un día me encontré a Jaume Roures y me explicó que él hacía La Sexta con 100 ¡Y es trotskista!

En efecto, la Corpo no se ha tocado. Bueno el Síndic de Greuges y el CAC, tampoco. Han recortado a los médicos, a los funcionarios, a los maestros. Pero no a los periodistas de TV3. Era una estructura de estado tan importante como los Mossos o la Hacienda catalana.

Sin embargo, sospecho que con el tiempo lo de participar en una tertulia de esta TV3 será como una mancha en el currículum. Para justificar el proceso andan buscando el personal cuanto más friki mejor. Yo que soy un tío ya de una cierta edad y me leo todos los periódicos -el ABC y La Razón los dejo para la tarde- a veces he visto tertulianos que no deben conocer ni en su casa.

Entiendo la elección cuando descubro que es un activista, un politólogo, un profesor universitario que dice que España es Turquía, que Rajoy está acabado o que el Estado está implosionando. Con centenares de policías en Catalunya y la justicia en marcha a toda vela a mí, la verdad, no me lo parece.

En fin, hace ahora exactamente 40 años que volvió Tarradellas. Yo, con catorce años, fui a recibirle. Además sólo porque mi padre era muy facha. No pasé de la calle Ferran. Quedé encajonado entre la multitud.

Guardo de esa época, creo que de mi primera Diada, una foto en la que salgo disfrazado de esta guisa. Con barretina, una bufanda gigante hecha a mano por mi abuela y la correspondiente senyera. Entonces no se habían puesto de moda las esteladas. Lo mejor eran los pantalones acampanados dignos de la época.

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En la parte izquierda de la imagen verán incluso adhesivos con el logo de la JNC, las juventudes de Convergencia, organización de la que yo era entonces un indisciplinado afiliado. Lo de indisciplinado lo sigo siendo. Compartí militancia con otro que nos ha llevado al desastre: Carles Puigdemont.

¿Dónde estaban entonces los hiperventilados, los conversos, hasta los embusteros? Los Eduardo Reyes, por ejemplo. Los que ahora me llamán botifler o van sacando pecho. Porque estamos más cerca de quedarnos sin autogobierno que de la independencia.

Bueno, pues a esta excitación colectiva han contribuido durante cinco interminables años los medios de comunicación públicos catalanes. Han sido la locomotora del proceso. No han parado de echar leña al fuego. Han ejercido de simple correa de transmisión.

Desde luego, yo tampoco defenderé TVE a estas alturas. Este domingo me quedé atónito cuando, en el canal 24 horas, la presentadora dijo que había que “recuperar la democracia para todos los catalanes”. Como si Cataluya fuera una dictadura.

Ni tampoco a la prensa de Madrid, que anda igual de desbocada. Hasta El País ha perdido la compostura. Pero los diarios son privados. Pueden hacer lo que quieran si no traspasan la frontera del delito. En cambio, TV3 es pública.

Además, había casi un vínculo sentimental con TV3. Desde que salió J.R., el malvado de Dallas, diciendo aquello de “Sue Ellen, ets un pendó!” en un lejano 1984. Lamentablemente ahora se ha roto.

Incluso me temo que TV3 ha superado con creces el nivel TVE. Yo no he visto aún a nadie en la cadena estatal quemar esteladas en directo. Ni a presentadores con camisetas a favor de la unidad de España. Aquí salió uno el otro día uno con una a favor del referéndum. Como si un plató de televisión fuera un mercadillo.

Lo peor es que han convertido TV3 en un coto privado. Siempre salen los mismos. Parece que tengas que tener pedigree indepe. O ser químicamente puro. Terribas y Bassas colaboraban con el programa de tarde TV3 (el que hacen ahora es todavía peor).

Empar Moliner hace o hacía doblete: por la mañana en TV3 y al mediodía en Cataluya Ràdio. Helena García Melero presenta hasta las campañas institucionales de la Generalitat. A Rahola la han metido en el nuevo programa del sábado por la noche.

Y luego están las productoras. El rovell de l’ou. A Toni Soler le han dado otro espacio. Sala i Martín y Tian Riba repiten segunda temporada. Es el proceso a todas horas. Ya lo dijo un día el crítico televisivo de El Periódico, Ferran Monegal, es el poder económico que tiene TV3 porque si no te apuntas al carro, no comes.

En fin, Mariano, si tienes que hacer algo hazlo rápido. Cuanto antes mejor. Tras tu comparecencia el sábado el TN mediodía fue de una suavidad extrema. Hablaban del 155 como si no fuera con ellos. Luego, con la declaración de Puigdemont por la noche, recuperaron la moral perdida.

Ahora andan llamando a la insumisión, a la resistencia, a la franca desobediencia. Terribas dice que estará “dempeus” (en pie) para recibir la Guardia Civil. Espero que se equivoque porque el último en decir lo mismo fue Josep Dencàs antes de huir por las cloacas tras el otro 6 de octubre. El de 1934.

Creo que no son conscientes de que, el documento aprobado el sábado por el Consejo de Ministros, se establece la “responsabilidad patrimonal, contable, penal» o cualquiera otra que hubiera lugar. Como aquel consejero que decía que a la cárcel sí pero que el patrimonio es sagrado.

Pero otra cosa, Mariano. Por favor, tampoco hagáis la tele del PP. Los catalanes nos merecemos una televisión plural, neutral y objetiva. Para sacar a Ricard Ustrell y meter a Jávier Cárdenas mejor no toquéis nada.

Desde luego, me duele muchísimo que el Gobierno español recurra al 155 pero entiendo perfectamente que lo haga. Ya se lo dije al consejero de Presidència, Jordi Turull, un día en una rueda de prensa: están tirando demasiado de la cuerda. ¡Ahora andan pidiendo serenidad!.

Y si lo aplican personalmente no voy a mover ni un dedo por los colegas de TV3 o de Catalunya Ràdio.  Se lo han ganado a pulso. Que no vengan con el cuento de la libertad de información o de expresión. Han actuado como unos lacayos. Peor: como unos verdaderos incendiarios.