Enrique de Diego.
Vamos hacia un artículo 155 de maricomplejines, de la señorita Pepis, que va a ser apoyado por PSOE y Ciudadanos, de convidado, con lo que el partido de Albert Rivera va a tener que asumir el descrédito que se avecina. Frente a un reto sedicioso, se van a poner paños calientes; frente a una hemorragia tremenda se van a poner tiritas. Por una de las urdidores del acuerdo, Carmen Calvo sabemos que van a ser intervenidos los mossos y TV3. No parece que se vaya a hacer nada con el Parlament que se dispone a proclamar y votar la independencia, lo que es lisa y llanamente una declaración de guerra.
El objetivo final es que haya elecciones autonómicas, previstas para finales de enero. El artículo 155 se aprobará en Pleno del Senado, tras pasar por Comisión, el día 27 de octubre. Se va a hacer sin firmeza, con mala conciencia, porque a Rajoy no le hubiera gustado llegar hasta aquí y responsabiliza a la cerrazón de Puigdemont. A Rajoy le hubiera gustado negociar más que a un tonto un lápiz.
Quienes han urdido este artículo 155 de broma macabra y mala conciencia han sido Soraya Saénz de Santamaría, José Luis Ayllón, Pedro Arriola, Carmen Calvo, Meritxell Batet y José Enrique Serrano.
No parece que se vaya a intervenir la Educación, que es el núcleo duro de la rebelión. ¿Puigdemont tendrá que abandonar su despacho? Hay que esperar al sábado para saberlo a ciencia cierta, pero parece que no. Se dice que las consellerias «más afectadas» serían Interior, Presidencia y Economía. ¿Más afectadas? ¿No afectadas del todo?
Es un plan llamado a fracasar desde el inicio porque no se ponen los medios adecuados frente a la agresión y porque son inadecuados para el objetivo que es volver a la «normalidad». La secesión, a lo que se ve, no es un delito, sino una simple anormalidad. Mientras tanto, se va a poner en marcha la reforma de la Constitución para que se pueda hacer la secesión con «normalidad», para que haya una independencia «material» y no «formal».
Sociedad Civil Catalana, comparsa de la casta y coartada de su traición
La traición tan brillante y clarividentemente denunciada por Roberto Centeno está en marcha. Y Ciudadanos, una de las esperanzas en este momento crítico, ha entrado en el juego.
Maricomplejines, el apodo que acertadamente puso Federico Jiménez Losantos a Mariano Rajoy, está bien dispuesto a destruir España, si los españoles lo permiten. Queda una esperanza de reacción social pero no pasa por Sociedad Civil Catalana, que no son más que la comparsa de la casta y la coartada de su traición.