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Daesh, derrotado, Raqqa, liberada: Los «refugiados» deben volver

Redacción




Peshmergas hacen la señal de victoria en Raqqa. /Foto: lavanguardia.com.

Virginia Montes.

Raqqa nos heló el alma. En la capital del autodenominado «califato» es donde Daesh mostró toda su crueldad y su barbarie. Donde tomamos conciencia de que el islamismo es capaz de las mayores atrocidades y de los comportamientos más inhumanos. Donde percibimos que eran precisamente los musulmanes provenientes de Europa los más degenerados y criminales. Y donde tomamos conciencia de que el islamismo debe revisar a fondo sus planteamientos -si es que puede- si quiere sobrevivir en una sociedad humana digna.

Raqqa ha sido liberada por completo por las Fuerzas Demócratas Sirias, una alianza fundamentalmente liderada por los peshmergas kurdos junto con milicias árabes, apoyados militarmente por Estados Unidos. El último lugar del que han sido desalojados los integristas de Daesh, con poca moral combativa, ha sido el estadio municipal, tras ser desalojado el cercano Hospital Nacional. Ahora toca desactivar las bombas trampa dejadas.

El fin de semana pasado jefes tribales negociaron la salida de combatientes locales y sus familias, por lo que se estima que los últimos que han luchado en Raqqa han sido alrededor de trescientos extranjeros, que nada tenían que perder salvo la vida. Una de las últimas zonas en ser tomadas ha sido la rotonda del centro de la ciudad, que Daesh acostumbraba a decorar con cabezas cortadas y donde tenían lugar ejecuciones sanguinarias.

Un liberador en Raqqa. /Foto: lavanguardia.com.

En Raqqa, Daesh llevó a la práctica su sociedad ideal mediante la imposición de la sharia o ley islámica, con su cortejo de castigos, atrocidades y lesiones continuas a la libertad personal. Ahora, el 90% de la ciudad ha sido reducida a escombros.

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Al denominado Estado islámico sólo le quedan en su poder, tras la caída de la otra gran ciudad, Mosul, franjas de terreno entre Siria e Iraq y resiste en la ciudad de Deir Ezzor. En algunas de estas zonas es donde se supone que vive el líder del grupo terrorista y sanguinario islamista.

Una consecuencia de la ininterrumpida seria de derrotas y descalabros de Daesh en el último año es la falta de excusa para que los llamados «refugiados» sirios permanezcan en Europa. Deberían ser repatriados cuanto antes.