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Recordando a Orson Welles, enamorado de España

Redacción




Orson Welles. /Foto: alaveradelosbanos.com.

Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

“Lo malo de las izquierdas americanas es que se traicionaron a sí mismas para salvar sus piscinas . Y no hubo una derecha intelectual americana profunda . Porque las izquierdas no fueron destruidas por McCarthy , fueron ellos mismos los que se derrumbaron , dejando paso a una generación de nihilistas  “ ORSON WELLES

Siempre existen motivos para recordar a un genio como Orson Welles, artista excesivo, brillante, inabarcable, políticamente incorrecto  y gran amante de España y de todas sus tradiciones e idiosincrasia, desde los toros hasta su paisaje y desde luego la inmortal creación de El Quijote, una de las grandes pasiones del cineasta.

Orson Welles ( 6 mayo 1915- 10 octubre 1985 ), actor, guionista, escritor, hombre espectáculo da talento y carisma, forma parte del Olimpo de los grandes creadores de formas de la Historia del Cine. Una butaca de primera fila – como describirían Andrew Sarris y José Luis Garci – y con la ilustre compañía de artistas como John Ford, King Vidor,  Fritz Lang, Cecil B de Mille, Howard Hawks, Alfred Hitchcock, Fritz Lang, Raoul Walsh, Leo McCarey, Anthony Mann, Billy Wilder, William Wyler, Charles Chaplin , Jean Renoir, Francois Truffaut, Federico Fellini, Luchino Visconti, Roberto Rossellini. Luis Buñuel, Kenju Mizoguchi, Yasujiro Ozu, Carol Reed, Friedrich W. Murnau, Nicholas Ray,Rouben Mamoulian, George Stevens, Sergei Eisenstein, Carl Dreyer, Ingmar Bergman, Otto Preminger, Erich Von Stroheim o Luis García Berlanga y Rafael Gil . 

Welles comparte con los grandes el genio creador al que une su carácter compulsivo , sus contradicciones y altibajos, la condición de francotirador en el escenario brillante de Hollywood al que nunca llegó a pertenecer realmente . Pero el tono a menudo minoritario de sus películas, el escaso número de sus películas como director, las obras inacabadas – como Don Quijote –  y los frecuentes fracasos comerciales los compensó con su imagen carismática como actor y como hombre de espectáculo, así como una inmensa capacidad de provocación. Desde sus inicios en la emisión radiofónica de La guerra de los mundos en 1938 hasta sus trabajos como actor de carácter tan cercanos al histrionismo y a la genialidad de – por ejemplo – Charles Laughton.

Welles, aunque no hubiera dirigido películas, tendría un lugar en la historia del cine con su Harry Lime de El tercer hombre de Carol Reed, o con el predicador de Moby Dick de John Huston. Fue el protagonista de Jane Eyre de Robert Stevenson  y compartió cartel con Tyrone Power ( El príncipe de los zorros ), Errol Flynn (Las raíces del cielo ), Paul Newman (El largo y cálido verano ), Yul Brynner (La batalla del río Neretva ).

Y, por supuesto, sus propias películas en las que lució su enorme talento para la composición de personajes. Orson Welles hizo su primera aparición en el teatro a los tres años en una representación de Sansón y Dalila en la ópera de Chicago. A la edad de diez años, con una linterna mágica, un cuadro de pinturas y un teatro de marionetas comenzó a crear arte.

Fundó en 1938 la Compañía Mercury de Teatro y de ahí dio el salto a la radio y al cine con la mítica Ciudadano Kane ( 1941 ), un hito en la historia del séptimo arte ( aunque no la mejor película de la historia o al menos no por encima de Vértigo, Centauros del desierto, Río Bravo , Tu y yo o El Cid ) . Su ultima aparición fue en octubre de 1958 en la serie Luz de luna, muy poco antes de fallecer víctima de un infarto.

Amante de Dolores del Río, casado en tormentoso matrimonio con Rita Hayworth, amante de España y los toros ( no se perdió las temporadas de Luis Miguel Dominguín y Antonio Ordóñez), en España encontró dinero para financiar y producir (Emiliano Piedra ) su magna Campanadas a medianoche, 1966 .

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Tras la extraordinaria Ciudadano Kane y la sobrevalorada El cuarto Mandamiento. Welles experimentó en el cine negro con La dama de Shangai, con Rita Hayworth. Y en 1948 hizo como encargo The stranger, subvalorada y una de sus obras maestras a redescubrir, Loretta Young y Edward G Robinson le acompañaron en esta tenebrosa historia de un criminal de guerra nazi oculto –hombre brillante y de gran inteligencia –  en un tranquilo pueblo americano y que ha sido capaz de encandilar a todos sus vecinos e incluso enamorar a la hija del juez de la ciudad .

Luego vendría Shakesperare: Otelo, Macbeth, películas irregulares y fascinantes: Mister Arkadin (1955 ), el mundo de Kafka (El proceso) , o ese sugestivo mediometraje que es Una historia inmortal.

Y desde luego su obra maestra por encima de Kane: Sed de mal (Touch of evil) 1958, con Charlton Heston (sin cuyo apoyo no se hubiera podido realizar la obra. Welles correspondió a su generosidad denominando a Heston muy merecidamente como “ el mejor actor de su generación ), Marlene Dietrich y él mismo en su más famosa interpretación después de Harry Lime y Kane, el corrupto y brillante policía Hank Quinlan.

Francois Truffaut escribió que se alegraba de que Welles – por físico – no hubiera podido interpretar a Hitler. Vistas sus creaciones de monstruos como Lime, Quinlan o el extraño – seguía hablando Truffaut“al final hubiera sentido piedad por él“.

Orson Welles pasó largos períodos en España en los años sesenta, entre otras cosas intentando rodar su inacabado Don Quijote, película maldita que hace pocos años vio la luz en DVD con un montaje discutible de Jesús Franco. Las cenizas de Welles fueron esparcidas por su hija Beatrice en la finca malagueña de El recreo de San Cayetano, de su gran  amigo el torero Antonio Ordóñez.

Pero su relación con España comenzó mucho antes, cuando en 1953 llegó para rodar Mr Arkadin y en poco tiempo se enamoró de las fiestas, del flamenco y de los toros, especialmente de la Feria de Sevilla, pero también de la pintura de Goya y Velázquez y, por supuesto,  como hemos señalado, de la figura del Quijote.  Y también encontró en España al productor que Emiliano Piedra, que estuvo detrás de la adaptación al cine del Falstaff creado por William Shakespeare, que se convirtió en «Campanadas a medianoche» (1965).

Orson Welles es cine, séptimo arte. Talento en grado sumo. Y un enamorado de España en el más profundo sentido de la palabra.

 

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