Enrique de Diego.
Junto al abrumador dolor por las víctimas, varios de ellos niños, Cataluña ha sido hoy una sociedad acéfala, sin liderazgo, sin referencias, con un completo desastre policial y político.
- No se entiende que una avenida peatonal, en su zona central, no estuviera cerrada al tráfico. ¿Es que alguien pensaba que no iban a atentar en Barcelona, a pesar de los avisos de la CIA, por ejemplo?
- La información ofrecida desde las fuentes oficiales ha sido completamente delirante. Dar un primer balance de un muerto, como se hizo desde la Consejería de Interior, es para que dimita toda la Consejería y para intervenirla.
- Por supuesto, ha habido un fallo de información puesto que la masacre se ha producido, pero, además, en esta jornada la impresión en relación con los mossos es penosa.
- A estas horas, parece que los terroristas no se han atrincherado con rehenes en un restaurante turco de La Boqueria, cuando durante toda la tarde se facilitó esa información con el añadido de que los terroristas tenían rehenes y se estaba negociando con ellos.
- También parece que el muerto por saltarse el control en la Diagonal no está relacionado con el atentado, cuando se afirmó que era un presunto terrorista.
- Aunque parezca mentira, a estas horas parece que los terroristas están escapados a pesar de los perímetros de seguridad cada vez más amplios.
- Cataluña es, notoriamente, una sociedad a la deriva, mal gobernada, mal dirigida, desprotegida y con unos pésimos dirigentes que no dan la talla y que están en esa huida hacia adelante del referéndum para esconder su infinita mediocridad.
- La única verdad hoy en Barcelona son los muertos. Esas víctimas sin rostro, sin nombre, ocultadas por esta casta indigna.