Enrique de Diego.
Quiero rendir homenaje a la cazadora bloguera Mel Capitán. Desconozco los motivos por los que se ha suicidado a los 27 años, con toda una vida por delante. Mostraba sin rebozos su pasión por la caza. La alabo por ello. Hasta que algo se quebró dentro de ella, se mostró como una mujer valiente. Apareció muerta en la localidad oscense de Robres. De inmediato esa subespecie degenerada de los llamados animalistas, con frecuencia animales irracionales, la han emprendido con su memoria. He leído un mensaje en el que se la acusa de «asesinar animales inocentes». Un partido rural ANATUR-Acción Natural Ibérica anuncia acciones legales contra quienes vejan su honor y se ensañan con su memoria. Son bovinos. Una regresión. El hombre ha sido y es carnívoro y cazador. Está demostrado que eso fue lo que permitió el desarrollo de su cerebro. En estos tiempos la estupidez no conoce límites y la maldad, habitualmente tras el anonimato, se reviste de falsos harapos morales. Desconozco en que asamblea de animales se les ha dado la portavocía a estos mentecatos, que tratan de imponer sus estúpidas tesis al conjunto de la población mediante la violencia verbal. No son más que bovinos intolerantes. A los animales no se les asesina, se les da caza, o se les cría para servir de alimento. No hay equiparación posible entre cualquier animal y el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios.
Descanse en paz, Mel Capitán. Lamento su dolor, su desesperación y su muerte. Desprecio infinito para sus detractores.