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El socialismo valenciano cierra filas con el liderazgo débil de Ximo Puig

Redacción




Ximo Puig. /Foto: elpais.com.

Josep Sansano.

A pesar de que la Federación valenciana optó con claridad por Pedro Sánchez, el asalto de los sanchistas al poder orgánico no ha tenido éxito. Ximo Puig obtiene una victoria clara con 7.372 votos, el 56,7%, frente a 5.509, el 42%, de Rafael García, alcalde de Burjassot, y candidato de Sánchez. El sentido de esta victoria es claro: si Ximo Puig era desbancado se le debilitaba en la Generalitat poniéndole casi en el disparadero de la dimisión.

Ximo Puig es un presidente autonómico inconsistente que está dejando hacer a Mónica Oltra con su agenda pancatalanista y de la corrección política, pero tiene cierta estética institucional, que traslada una imagen de moderación y estabilidad para un tripartito que se caracteriza por su ineficacia y la agresión al modelo social valenciano. Muchos alcaldes, sanchistas, se han movilizado a favor de Ximo Puig, que asegura el mantenimiento de las transferencias del Presupuesto.

Para Ximo Puig, «esta es una victoria de toda la militancia«. En sus primeras declaraciones se ha referido también al ámbito institucional indicando que el objetivo es conseguir para la Comunidad Valenciana «una financiación justa, inversiones justas y un papel relevante en el conjunto de España«. En lo relativo al partido, «hay cosas que mejorar«. El liderazgo débil de Puig hace que el PSPV propenda a ser «coral, en primera personal del plural«. Los socialistas se han acogido a aquello de más vale lo malo conocido, porque Puig es un político sin fuste y en declive.