AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños

Todo torero es un artista y un valiente

Redacción




Una tragedia con dos protagonistas.

Enrique de Diego.

No soy aficionado a los toros. Puede influir en ello que a la primera corrida que fui, en el coso de Segovia, terminó en un estruendoso broncazo contra el gran torero segoviano, Andrés Hernando, una gran persona a la que, andando mucho el tiempo, tuve el placer de conocer en el Centro Segoviano de Madrid. No es, por supuesto, un torturador, ni esas absurdas infamias de la estupidez postmoderna.

La naturaleza no es esa imagen urbanícola forjada en el subconsciente con dibujos animados de Walt Disney. Es un paisaje duro marcado por la lucha por la supervivencia, la consecución del alimento y donde sale adelante el más fuerte. El conejo sale despavorido de sus elaborados túneles cuando entra el hurón, pues éste se agarra a la yugular y lo desangra, en una muerte lenta y terrible. El hombre ha dominado la tierra, en su fragilidad, utilizando su inteligencia.

El hombre no hubiera salido adelante siendo vegano, sino que es también carnívoro, y por esa condición desarrolló su inteligencia y no se quedó como un bovino a merced de los depredadores.

El toreo es un arte. La escenificación artística de una tragedia, en la que tanto el torero como el toro son protagonistas. No siento una especial emoción por ese arte, pero lo es. El toro puede ser indultado. Y el torero puede perder la vida, se la juega en cada tarde de toros, a las cinco en punto de la tarde como Ignacio Sánchez Mejías, cantado con tanta elevación estética por Federico García Lorca.

Nadie respeta y quiere más al toro que el torero. Sin éste, aquel no tiene ningún sentido. En estos tiempos en los que el sentimentalismo se impone habitualmente sobre el razonamiento, parece imposible que esos antitaurinos comprendan que la supresión de la fiesta nacional -y el concepto es apropiado- conllevaría el exterminio y la extinción de los toros.

NO TE LO PIERDAS:   Mike Sala: El PSOE y la infamia

Identificarse con el toro, darle una condición antropomórfica, es un desquicie monumental, que ha de surgir de muy profundos complejos. Situar en el mismo nivel moral al animal y al ser humano es una desviación ética muy profunda.

El torero es un héroe de la virilidad. Un hombre que ama tanto la vida que se la juega en ese baile trágico con el toro. Y por todo ello merece un inmenso respeto. Yo se lo tengo, aunque no sienta nada especial ante una corrida de toros. No hay que ceder ni un milímetro más ante los violentos tiranos de la estupidez, sino recuperar terreno.