Virginia Montes.
Las encuestas daban una ambivalencia sorprendente: los franceses no querían que Emmanuel Macron tuviera mayoría absoluta en la Asamblea Nacional al tiempo que estaban dispuestos a votarlo, como si se tratara de una ola a la que se subían temerosos. Al final le han dado un poder que los observadores tildan de bonapartista. Y Emmanuel Macron se ha puesto a jugar a Napoleón.
Después de que se anunciara que Emmanuel Macron estará presente en el Parlamento de Versalles el 3 de julio varias personalidades políticas han expresado su malestar. Costoso, humillante, inútil… «No iré a la Asamblea el lunes», ha afirmado el diputado Jean-Christophe Lagarde en twitter, indicando que se trata de una decisión «inútil» del presidente, que «degrada al gobierno«.
Otro diputado, Philippe Vigier considera que el presidente «vacía el discurso de política general del primer ministro», Edouard Philippe previsto para el 4 de julio. La indignación entre Los Republicanos es tan fuerte que se habla de «cortocircuito» y de «humillación«.