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La batalla decisiva contra el aceite de palma: el veneno globalizador del paradigma liberal

Redacción




Enrique de Diego.

Podemos dar una batalla decisiva contra la globalización y sus oscuros poderes erradicando el aceite de palma de nuestra dieta y de los nuestros. Animo a todos los amables lectores de Rambla Libre a ser exigentes y difundir los peligros para la salud que representa el aceite de palma incrementando exponencialmente las grasas saturadas y el colesterol LDL y favoreciendo la metástasis del cárcel. Es un puro veneno. Es el veneno de la globalización. También, como ha desvelado Pablo Manuel Alcaide en Rambla Libre, nos lo meten a través de las carnes de animales que han sido alimentados con aceite de palma.

El aceite de palma se constituye en el talón de Aquiles del paradigma liberal globalizador y muestra la perversión de nuestros gobernantes incapaces de defender la salud de los consumidores.

Según el paradigma liberal, la globalización y el libre comercio conllevan un beneficio general para todos: las poblaciones del tercer mundo pueden encontrar trabajo para subsistir, mejoran su nivel de vida y terminarán exigiendo sus derechos personales. En el primer mundo, los consumidores ven como se abaratan los productos, de forma que reciben la mejor calidad-precio.

Bien, pues nos han estado y nos están envenenando estos liberales globalizadores sin escrúpulos y sin otro fin que su infinita codicia.

Incendio para extender plantaciones de palmera africana. /Foto: planeta-vivo.com.

Lo que, en realidad, se está produciendo, es que en el tercer mundo -y en el primero- se está reinventando la esclavitud; vemos como se destruyen los hábitats -dos veces la superficie de Alemania ha sido deforestada en Indonesia para dedicarla al cultivo de la palma africana, exterminando prácticamente al orangután-. No vemos esa mejora de la calidad de vida, sino grandes multinacionales que imponen sus condiciones de miseria. No vemos ningún movimiento liberalizador, ni ningún avance democrático, ni ninguna mejora de los derechos personales. Vemos como se extiende la nueva esclavitud, vemos cada más férreas autocracias, cada vez más intensas tiranías y menos derechos. Las poblaciones tienen que cambiar su modo de vida y empobrecerse.

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En el primer mundo, no se percibe ningún abaratamiento de los productos, sino un incremento de los márgenes de multinacionales como Nestlé que han convertido las leches maternas y los chocolates en auténticos venenos. Esos «consumidores» son hundidos por las multinacionales y dejan de ser consumidores: así sucede con productores y comerciantes. Estos, cuando cuidan los productos de calidad y saludables, se encuentran que no puede competir con esas multinacionales –Nestlé, adicta al aceite de palma, es la mayor empresa del sector alimentario-, con lo que los «consumidores» reciben productos de mala calidad, de tan mala calidad que todos los que contienen aceite de palma son auténticos venenos que duplican, cuanto menos, los riesgos de enfermedades cardiovasculares tan graves como el infarto o el ictus, obturando las arterias con grasas saturadas.

La deforestación para producir aceite de palma cambia el ecosistema. /Foto: primatologia.com.

Es preciso hacer un esfuerzo y no dejarse envenenar: retornar al pequeño comercio, más fiable, al mercado, a los productos frescos. Favorecer a productos y marcas que no llevan aceite de palma. El aceite de oliva y de girasol son más caros porque se ha reducido artificialmente su producción. En la última década, la producción de aceite de palma se ha cuadruplicado. Un europeo consume por media al año sesenta kilos de aceite de palma.

Todo este envenenamiento, permitido por las autoridades sanitarias, se ha llevado y se lleva a cabo al tiempo que se nos repiten consejos de vida y alimentación saludable, o por gentes que dicen tener una conciencia ecológica, cuando han perpetrado un auténtico crimen ecológico, de efectos devastadores en el planeta.

Nutella, una explosión de aceite de palma. /Foto: ecoosfera.com.

Mientras fríen a impuestos al pequeño comercio, favorecen a las grandes superficies, que han dado pelotazos urbanísticos, y han corrompido a los políticos fácilmente corrompibles, y por las grandes superficies han metido a granel y en el 70% de los productos el aceite de palma que se compra en ingentes cantidades, producido por mano de obra esclava.

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Todos perjudicados en el juego de codicias liberal

Lejos de la falacia del paradigma liberal, todos son perjudicados en este juego de codicias. Se produce, además, la acumulación de riqueza en unas pocas manos, con destrucción de las clases medias, que cada vez condicionan más la libertad y que están llevando a las poblaciones al enfrentamiento y al desastre.

El neoliberalismo es una gran mentira: es un veneno ideológico que conspira contra nuestra salud con el veneno del aceite de palma. Hay que plantarle cara: No al aceite de palma.

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