Virginia Montes
Viktor Orban, presidente de Hungría, está dispuesto a defender la identidad de su Patria y a mantenerla lejos de los males del multiculturalismo, entre los que se encuentran el terrorismo más sanguinario conocido hasta ahora. Ha identificado bien al enemigo de la libertad y de Europa, de las sociedades europeas, a George Soros, un especulador dedicado a desestabilizar a las sociedades cristianas.
Orban, un político que estuvo en la resistencia contra el comunismo, que fue el orador el 16 de junio de 1989, como presidente de la Federación de Jóvenes Demócratas, cuyo partido, Fidesz, forma parte del Partido Popular Europeo, y que lleva presentándose elección tras elección, ha pasado a ser un «autócrata» para el digital próximo a Soros.
El 21 de marzo, un diputado de su partido presentó una enmienda a la Ley de Educación en la que se exigía para tener abierta una universidad extranjera en Hungría que fuera la delegación de una idéntica en el país de origen. Quien no cumple esa condición es la Universidad Central Europea (CEU) financiada por George Soros. El fin de esa Universidad no es dotar a Hungría de egresados de alto nivel, sino de formar desestabilizadores de las sociedades centroeuropeas, postcomunistas, que son las que están mostrando una tenaz y eficaz resistencia a sus planes globalizadores y de islamización.
Mostrando el acierto de la medida, de inmediato se produjo la condena del Departamento de Estado -administración Obama– y de la Unión Europea, que amenaza con sanciones, y de Emmanuel Macron, generosamente financiado en su campaña electoral con 2 millones de euros por George Soros.
Además, del CEU, George Soros utiliza una serie de ONGs pantalla de aparente tendencia ultraizquierdista, pero financiadas por la Open Society Foundation, para denunciar la sensata y restrictiva política de inmigración del Gobierno de Viktor Orban, con lo que Soros se dedica a maniobras contra la seguridad nacional de Hungría.
Las terminales mediáticas del especulador, quien según fuentes judías se dedicó en la II guerra mundial a colaborar con los nazis entregando judíos adinerados, y que trata de hacer pagar a Europa su inmenso complejo de culpa, han iniciado la consabida campaña contra Orban. Y una de esas terminales es El Confidencial, que en un reportaje delirantemente adverso contra Orban describe a Soros como «filántropo multimillonario de origen judío». No de origen: judío. Los judíos no tienen la culpa de los desafueros de Soros. Y lo de filántropo es una metáfora desafortunada referida al personaje más perverso que puebla la faz de la tierra.
Como declaró Viktor Orban en Bruselas, «Hungría necesitaba ser defendida contra un especulador estadounidense que ha arruinado la vida de millones de personas». En su burda manipulación, El Confidencial llega a decir que ese comentario fue tildado de antisemita. En base a qué. Conviene tener en cuenta que las destructivas estrategias de Soros son difundidas en España tanto por El Diario de Ignacio Escolar como por El Confidencial y El País.