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Realineamiento del poder saudí: todas las claves

Redacción




Mohamed bin Salman, neoliberal y belicista.

Diego Pappalardo. Director de la Consultora Universum.

La decisión del Rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdulaziz, de nombrar como su heredero a Mohamed Ibn Salman -en reemplazo de Mohamed bin Nayef– no es motivada por capricho o mero afecto paternal.
Hay que circunscribirla en la nueva alineación de los poderes regionales saudíes e israelíes y  en la perspectiva subjetiva y proyectiva de la convergencia de tendencias en la administración Trump.

Palancas de poder saudí en manos de un joven inexperto e imprudente

Cabe resaltar que el cerco y el aislamiento internacional  que durante años determinadas facciones del  sionismo, del  occidente globalista y de las monarquías petrodólares ejecutaron sobre Irán se rompen  cada vez más, emergiendo el gobierno de Teherán como eje regional al reposicionarse como verdadero poder militar y económico e interlocutor político válido de sus socios regionales ante Occidente y el mundo entero.

Asimismo, el naciente corredor Teherán-Beirut y la alianza Teherán-Doha ponen muy nerviosos a los que detentan el poder en Riad al comprobar que ya no son el eje regional galvanizador y hegemónico por excelencia y que su importancia económica mundial decrece en favor de Irán y de su devenido ex socio Qatar.

Por ello, el  rey saudí de 81 años que sufre de predemencia escogió a su hijo favorito de 31 años por  la visión geopolítica de la mayor parte de los integrantes de la Casa de Saúd que ve amenazada su existencia y  su poder por el bloque referenciado principalmente por Irán.

Autor de Arabia Visión 2030, Mohamed Ibn Salman plantea reformar la estructura económica del reino, diversificar su economía (más del 80% de sus exportaciones se deben al petróleo), establecer un nuevo fondo soberano, reducir la influencia del poder de los religiosos, etc.

Con MBS,  la denominada OTAN musulmana que, según su discurso oficial, tiene como objetivo la lucha contra «el extremismo y el terrorismo en la región y en el Cuerno de África» pronto entrará en funcionamiento con el claro objeto de combatir a sus competidores regionales.

Para la comandancia de dicha alianza militar, el dinero saudí fichó  al  reconocido general pakistaní Raheel Sharif, quien, según el gobierno pakistaní, se alista formalmente en la OTAN musulmana a título personal y no en representación del estado de Pakistán, cuyo gobierno trata de evitar un conflicto con Qatar y suavizar la relación con Irán, al menos, en lo que se pueda.

David Hearst considera que el príncipe heredero MBS es carente de experiencia, peca en imprudencia y es culpable de la guerra cruel contra la población de Yemen.

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Asimismo, el próximo rey saudí (muy pronto será su coronación) esboza la estrategia de alianza abierta con Israel. Considera que el estado israelí es faro de libertad y democracia y que los países árabes deben aceptar la realidad del estado sionista y trabajar con él.

Israel

El corredor Teherán-Beirut también preocupa sobremanera a los cerebros  y operarios del clan cuya principal  cara política visible es Netanyahu. Bibi – a quien sus  opositores políticos  internos lo amenazan con enviarlo un día a la  cárcel- persigue presurosamente limitar y bloquear al bloque encabezado por Irán, pretendiendo incluso una mayor intervención directa – en términos belicosos- de los Estados Unidos contra Al Assad e Irán y debilitar de paso a Hezbollah, organización vencedora en la guerra de invasión sionista en El Líbano en el año 2006 y uno de los actores responsables del mantenimiento de Al Assad en el gobierno de Damasco y en la neutralización y reducción del yihadismo.

En ese orden, desde la semana pasada se incrementaron los mensajes desde Tel Aviv a Washington al considerar objetivamente la pronta victoria de Al Assad y sus socios en Siria.

En las últimas semanas, Al Assad y sus aliados reconquistaron 4 mil kilómetros  cuadrados y  dejaron en ridículo al contingente militar estadounidense asentado en Al Tanf al no dejarse amedrentar y continuar impasiblemente su marcha.

Los enemigos geopolíticos de Al Assad y del pueblo sirio podrán instrumentar profusamente a determinadas facciones de los kurdos para conflictuar aún más el escenario -de hecho, ya lo están haciendo- pero aún así les será difícil lograr su meta máxima.

De modo que si  Trump no ordena la ofensiva invasiva general de los Estados Unidos, el régimen de Al Assad muy pronto resultará victorioso para humillación de  globalistas,  sionistas y sunitas alineados a Riad.

Considerando ello y en relación a la trama, la  presión sobre Trump no sólo continuará sino que se profundizará.

El gobierno israelí desde hace tiempo viene manteniendo conversaciones secretas con el próximo rey de Arabia Saudita para colaborar en su ascenso al trono y su aceptación en Washington.

El teniente general de las Fuerzas de Defensa de Israel, Gadi Eisenkot afirmó el pasado 20 de junio de existentes relaciones encubiertas entre las FDI y algunas naciones árabes.

Por lo tanto, actores  árabes e israelíes buscan con cierta urgencia la conformación de la alianza israelí-saudí-estadounidense la cual explicitará por primera vez la alineación sunita liderada por Riad con Israel. Alianza que será geocomercial-cultural-política-militar y que, no obstante, llevará varios años lograr la solidez necesaria.

Administración Trump

En la actual administración de los Estados Unidos hay diferentes tendencias que en algunos puntos coinciden y en otros disienten entre sí. Los neocons y los señores de la guerra y del caos permanecen y otros recién llegados quieren reducir el perfil de «policía del mundo» de los Estados Unidos, frenar el multiculturalismo, la eliminación de la raza blanca y el declive del pueblo de los Estados Unidos. Unos, quieren potenciar más al yihadismo en Occidente, en cambio, los otros buscan frenarlo. Unos quieren la supremacía abierta de Israel y la inexistencia de un posible estado palestino y otros la coexistencia de estado israelí con el futuro estado palestino.

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Trump, quien en campaña electoral prometió trasladar la embajada de los Estados Unidos de Tel Aviv a Jerusalén en caso de ser presidente y que ahora dice no poder cumplirla, considera que es vital lograr la paz entre palestinos e israelíes y que él podrá hacer posible lo que sus antecesores no pudieron. Para ello, pretende utilizar el acercamiento entre Israel y los sunitas referenciados por Riad para ir obteniendo las concesiones necesarias de parte de sionistas y palestinos.

Es objetivo de su proyecto personal. Algo que no agrada mucho a los belicistas sionistas ni tampoco a los que sufren la intervención de las políticas del sionismo en la región.

El acuerdo entre Trump y el próximo rey de Arabia Saudita se dio en unas comidas que a mediados de marzo pasado hubo en Washington. Allí, se dispuso avanzar en la  cooperación económica, militar y política entre ambas administraciones modificando la tensión que hubo entre Riad y Washington con Obama. ( La Administración de Obama optó por Qatar como su referencia principal en la esfera arábiga en vez de Arabia Saudita). Por su parte, el régimen saudí, entre otros beneficios, prometió a Trump ayudarle en su objetivo de la «paz» entre Israel y Palestina.

Jared Kushner e Ivanka Trump.

Mohamed Ibn Salman cuenta con muy buenos contactos en el Departamento de Estado, en el Ministerio de Defensa y, ahora, tiene buena relación con Jared Kushner y su esposa Ivanka.

Jared Kushner que a su vez es amigo de antaño de Netanyahu. Jared Kushner que es afín al globalismo económico lo mismo que Mohamed Ibn Salman.

Finalizando

Entonces, y a modo de finalización, el «golpe suave» del actual rey Salman bin Abdulaziz para designarlo sucesor a su hijo Mohamed Ibn Salman -reiteramos, pronto será su coronación- constituye un efecto de la geopolítica saudí para evitar entrar en caos interno y pérdida de poder regional contando con la aprobación de Israel y Washington. Es un efecto del proceso global y regional que están desarrollándose compleja y dinámicamente.