Virginia Montes.
Las fuerzas iraquíes de liberación se encontraban a escasos cincuenta metros cuando el grupo terrorista Daesh hizo volar la histórica mezquita de Al Nuri y el minarete de Al Habda, dos joyas del patrimonio histórico de Irak. La mezquita fue el escenario elegido por el líder de Daesh para autoproclamarse califa de todos los musulmanes. Este hecho es interpretado como la asunción por parte de los terroristas de su inminente derrota, pues ya las fuerzas iraquíes avanzan en el casco viejo, la última zona de Mosul que queda en manos de los terroristas, que contarían ya con unos centenares de efectivos, de los seis mil con que contaba al comienzo de la ofensiva de las fuerzas liberadoras.
Según Joseph Martin, general del Comando Terrestre de las Fuerzas Conjuntas Combinadas, «este es un gran crimen contra la gente de Mosul y de todo Irak, y es un ejemplo de por qué esta brutal organización debe ser aniquilada«.