Virginia Montes
Hungría tiene un buen presidente, Viktor Orbán, que ha defendido y defiende la soberanía nacional. Y también la seguridad de su pueblo, que a día de hoy no parece tener riesgos de sufrir las masacres que están asolando las ciudades europeas multiculturales.
En un paso más por la vía correcta del sentido común y la dignidad nacional, el Parlamento húngaro ha aprobado una ley que obliga a la transparencia a las ONG y que enfila directamente a las subvencionadas por el especulador George Soros, lo que probablemente obligue a cerrar la Universidad del Centro de Europa, con sede en Budapest, de la que Soros es propietario.
La Ley ha sido aprobada por una abrumadora mayoría: 130 votos a favor, 44 en contra y 24 abstenciones. Las ONG que reciban donaciones por más de 23.000 euros del exterior tendrán que hacer pública la lista de donantes y definirse como «organización financiada desde el extranjero«.
No empieza a ser ningún secreto que las ONG han devenido en el caballo de Troya para destruir las sociedades europeas, en las ensoñaciones globalistas y de gobierno mundial de unos cuantos viejos multimillonarios adoradores de satanás.