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Recuerdo de Ladislao Vajda: El húngaro que filmó Marcelino Pan y Vino

Redacción




Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

Envidio sinceramente a quienes vayan a ver hoy “El cebo” por primera vez, porque aún conserva intacta su fuerza y su emoción. Pero que ellos nos envidien a los que la vimos hace mucho, antes de tantos derroches de hemoglobina y brutalidad nihilista como luego han salpicado el cine, porque así nos vacunamos contra la tentación de confundir lo chorreantemente crudo con lo emocionantemente auténtico

FERNANDO SAVATER

Los grandes clásicos del cine español fueron sin duda Luis Buñuel, Luis García Berlanga, Rafael Gil, José Luis Saenz de Heredia, Edgar Neville y Ladislao Vajda.  Merece la pena recordar a este último , nacido en Budapest en  1906 y muerto en pleno rodaje de una película en Barcelona en 1965.

Hijo de una soprano y del dramaturgo y guionista László Vajda – estrecho colaborador del gran George W. Pabst – , cursó un año de Ciencias Políticas, pero pronto abandonó los estudios con el firme propósito de dedicarse al cine.

Cineasta itinerante por antonomasia, su obra cinematográfica fue producida en ocho lugares tan diferentes  como Gran Bretaña, Hungría, Francia, Italia, España, Portugal, Alemania y Suiza.  Recordemos The Golden Madonna, 1949 o The woman with no name 1959 películas británicas o la portuguesa Barrio, 1947.

Pero Vajda es un cineasta español por elección propia, se sumergió en el alma española – con la inestimable colaboración del guionista José Santugini Parada, otra figura hoy injustamente  olvidada pero que es junto a Carlos Blanco uno de los mejores escritores de cine que ha habido en España.  Vajda conoció el éxito internacional con la inolvidable Marcelino pan y vino , (1955) a la que siguieron su obra maestra Mi tío Jacinto (1956) y  la notable Un ángel pasó por Brooklyn (1957). Tres éxitos que hicieron de Pablito Calvo una estrella en la década de los cincuenta (estrellato compartido con Joselito).  Y ello sin olvidar otros títulos como Ronda Española- los Coros y Danzas de la Seccion de Femenina en su gira mundial –  Carne de horca – film de aventuras con bandoleros en el siglo XIX o Tarde de toros – dramática historia de varios toreros que comparten cartel una tarde en la plaza.

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Marcelino pan y vino – basada en el cuento de José María Sánchez Silva –  traspasó fronteras además de convertirse en  una de las más taquilleras de la época. Marcelino (Pablito Calvo, con poco más de cinco años )  es un niño abandonado a las puertas de un convento y pasa a ser educado por los frailes. En sus juegos de niño se inventa a un compañero imaginario, y conecta con una imagen de Cristo crucificado que protagonizará un milagro  

Mi tío Jacinto cuenta la relación entre Jacinto (genial Antonio Vico)  antiguo torero fracasado y venido a menos, más amigo del alcohol de lo deseable, y su huérfano sobrino  Pepote (Pablito Calvo). Pepote adora a su tío, quien un día recibe la oferta de torear en una charlotada en Las Ventas. Conseguir el dinero para alquilar el traje de luces que le permita torear se constituye en el nudo argumental de la película.

Sobre Mi tío Jacinto, pude escribir en  Las mentiras sobre el cine españoles un esperpento mitigado por una nota de ternura . Su mejor secuencia – antológica – es aquella en que el novillero se empeña vanamente en citar al toro en medio de la lluvia, mientras los payasos lo contemplan compasivos , el público escapa corriendo y, al abrirse el plano, descubrimos  que el empelado de la tienda de disfraces (Luis Sánchez Polack ) está protegiendo a Jacinto con un paraguas, en medio del ruedo, para que no se estropee el traje alquilado que lleva».

Un Ángel pasó por Brooklyn es una comedia con moraleja  al más puro estilo de Frank Capra, en donde un antipático administrador de fincas (Peter Ustinov)  se verá condenado a vivir como un perro hasta que consiga ganarse el cariño de alguien, y este cariño lo consigue en un simpático niño llamado Filipo (Pablito Calvo).

Y finalmente la excepcional El cebo, realizada en coproducción en 1958 y que cuenta la historia morbosa de un asesino en serie de niñas indefensas. Un film tenso, sobrio, perfectamente ejecutado y que puede encuadrarse sin problemas entre las quince o veinte  mejores películas europeas de cualquier época. Una producción hispano-suiza basada en un relato de Friedrich Durrenmat, y con los actores alemanes Heinz Ruhmann, Gert Froebe junto a la española María Rosa SalgadoEl cebo es una apasionante variación del “M” de Fritz Lang. Rodada con estilo frío y cortante, Vajda nos sumerge en el mundo infantil que de repente se ve amenazado por la presencia de un asesino de niños. La única pista del comisario son unos dibujos de una de las niñas muertas. El clima opresivo, la impresionante interpretación de Froebe , convierten a la película en una obra maestra.

 En 1965 iniciado el rodaje de La dama de Beirut falleció repentinamente de un infarto; debió concluir ese trabajo su ayudante Luis María Delgado.

Audaz, independiente, culto, Ladislao Vajda aportó al cine español una peculiar visión del mundo español a través de sus ojos europeos, de la Europa fugitiva que cayó tras la Segunda Guerra Mundial en el telón de acero construido por el comunismo sin alma. Solo por su trilogía dorada: El cebo, Mi tío Jacinto y Marcelino Pan y vino, Vajda merecería un lugar de privilegio en la historia del cine español.