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En Polonia y Hungría no hay atentados

Redacción




Marcin y Angelika Klis, polacos asesinados en Manchester.

Enrique de Diego

Un polaco tiene muchas más posibilidades de morir asesinado por un terrorista islámico fuera de Polonia. De hecho, en Polonia no ha habido atentados islamistas. Fuera de Polonia reina la inseguridad y también la padecen los polacos. Lukasz Urban, de 37 años, camionero, fue muerto por un asesino musulmán –un inadaptado sin oficio ni beneficio- para robarle el camión y provocar la masacre del mercadillo navideño de Berlín. En la masacre de Manchester Arena han muerto dos polacos, un matrimonio: Angelika y Marcin Klis. Fueron a recoger a sus hijas Alex y Patricia Kills, fans de Ariana Grande. La noche fatídica hicieron tiempo, pasearon por las cercanías del Manchester Arena y luego fueron al hall aguardando el final del recital. Habían venido desde York, donde vivían. Fue en ese momento cuando el asesino activó la bomba. Sus hijas sortearon el caos pero no encontraron a sus padres. Pusieron su foto en las redes sociales y el siguiente mensaje: «Cualquier persona que esté en un lugar seguro o en un hospital en Manchester, si alguien se cruza con mis padres, por favor, por favor déjenmelo saber. Ellos están desaparecidos desde el ataque». No hubo contestación hasta la confirmación oficial de que sus padres habían muerto.

Los polacos solo mueren en atentado musulmán fuera de Polonia, por la sencilla razón de que Polonia no ha abierto sus fronteras a los musulmanes; ha decidido preservar su identidad y la seguridad de sus ciudadanos. Cuando el Gobierno anterior estuvo dispuesto a recoger refugiados, perdió las elecciones. Los polacos mueren fuera de Polonia porque Ángela Merkel –el caso de Lukasz Urbanabrió las puertas a supuestos refugiados sin control o porque en Inglaterra se ha dado refugio a familias integristas contrarias a Gadaffi y se puede volver de Siria de decapitar cristianos o tirar homosexuales desde las azoteas como si uno hubiera ido de turismo.

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Tampoco hay atentados en Hungría, donde a Viktor Orban le hicieron una campaña de acoso y derribo y descrédito las onegés y las terminales mediáticas de George Soros y contra el que en Bruselas se han sucedido las condenas y reprobaciones, pero quien invade Hungría es inmediatamente expulsado. Y Hungría es hoy una nación segura. También lo son Chequia y Eslovaquia, dispuesta a acoger refugiados solo cristianos, que son los auténticamente refugiados. Y Bulgaria y Rumanía.