Enrique de Diego
A medida que se van sabiendo más datos del asesino suicida de Manchester crecen al tiempo el estupor y la indignación: estamos en manos de incompetentes y protegidos por idiotas.
El asesino estaba fichado, era conocido, pero no estaba siendo investigado porque no se le consideraba peligroso. Ahora sabemos que estuvo en Siria, donde, según el loro parlante de TVE, “se radicalizó”. Esta chorrada de la radicalización, a lo que se ve, ha tenido mucho recorrido y ya se creen sus propias mentiras. Hemos de suponer que para ir a Siria a combatir con el Daesh hay que ir suficientemente radicalizado. Y si se ha estado combatiendo en Siria, es obvio que es peligroso.
Por de pronto, se puede ir a Siria y volver, como si uno se va de vacaciones a Mallorca y retorna. El problema añadido es que están perdiendo en Siria y están volviendo y la radicalización se suma la desesperación ideológica.
Antes, resulta que se trata de un refugiado puesto que era hijo de refugiados. La nacionalidad debe ser revisada: no tiene sentido que tenga pasaporte y nacionalidad quien quiere exterminar al resto de nacionales y acaba con la nación.
Sacar al ejército a patrullar a las calles está bien para las fotos, pero tiene poca eficacia si se dejar retornar libremente a terroristas de Siria -¡los consideraban rebeldes!- y no se les investiga porque no son peligrosos. La corrección política parece haber vuelto a todo el mundo idiota. Ahí está el jefe de la policía de Manchester preocupado porque haya expresiones de odio, cuando ha habido una que ese incapaz no ha sabido prevenir por la que han muerto 22 personas, la mayoría niñas, la menor de ocho años, y hay 59 heridos, 20 de ellos en estado crítico.
¿Tiene sentido aceptar refugiados que provocan tales masacres? ¿Se puede mantener el pasaporte a quien se va a matar a Siria? Es descorazonado ver como la vieja Inglaterra no es capaz de proteger a sus niñas. En la Inglaterra de hoy no habría que dar cuatro plumas sin cuarenta millones.
Podemos seguir libando vidas a las estupideces de la corrección política y seguir poniendo ositos, velitas y florecitas tras cada masacre.
Al fin y al cabo, a estos incompetentes y a estos idiotas que nos desarman y nos desprotegen les vota esa misma ciudadanía cuyas hijas han muerto en Manchester, víctimas de la barbarie islámica y de la estupidez occidental.